En la cuna de Haydée y Abel
JOSÉ ANTONIO
FULGUEIRAS
Encrucijada
mira y camina hacia el porvenir con Abel y Haydée Santamaría;
también con el General de las Cañas Jesús Menéndez.
El caserío de
Encrucijada se puede recorrer en solo media hora, mas a su historia
hay que dedicarle muchos almanaques si de ejemplaridad
revolucionaria se trata.
Haydée, junto a Celia, durante
la lucha insurreccional.
Hace unas horas
recorrimos las calles de este municipio villaclareño para rememorar
la vida de los hermanos Santamaría, parte activa de la Juventud del
Centenario que en 1953 atacó, junto a Fidel, el Cuartel Moncada.
Un niño rubio nos
sonríe desde una esquina e intenta sin permiso pasar la calle.
¡Abelito!, le grita una señora gruesa que al parecer es su madre.
El infante hace un gesto de contrariedad y la mujer para excusarse
del grito indebido se justifica: ¡Eres más rebelde que tu hermana
Haydée!
Aquí muchos niños se
llaman así. La raíz ha nacido del recuerdo imperecedero los
Santamaría Cuadrado, del Central Constancia, los hijos de Benigno y
Joaquina.
Abel nació en una casa
de madera situada en Segunda de Norte, en Encrucijada. Haydée en
una vivienda a la vera del ingenio azucarero donde se radicó
definitivamente la familia.
AMIGO DE LA INFANCIA
Carol Amador González
fue un gran amigo de Abel en sus días de infancia aquí en el batey
del central Constancia. Hoy tiene 73 años.
"Abel
me llevaba tres años, estuvimos en la misma escuela. Éramos 70
alumnos en un aula. Yo me sentaba en los bancos de alante, y como
él estaba más adelantado le asignaban un pupitre. Siempre se
ponía al lado de Alicia, que era su noviecita. Todas las preguntas
que hacía el maestro Eusebio Lima se las contestaba rápido, bien y
sin alardes. Tenía una inteligencia natural, de las que he visto
pocas.
Abel, síntesis de humanismo,
inteligencia y valor.
"Cuando
había un baile en el campo salíamos algunas veces a pie y otras a
caballo. Era un muchacho bien parecido, siempre tenía dos o tres
novias. Por aquí pasaba un tren que hacía el recorrido de
Caibarién a La Habana a las 10 y 45 de la noche. Yo era mensajero
del correo. Óigame, había una muchacha que se llamaba Gloria, muy
linda. Y un día Abel la vio en el andén montándose en el tren, y
por tratar de enamorarla se subió también, y no paró hasta La
Habana.
"En
la pelota era malo. A veces lo poníamos en primera. Yo era pitcher
y cuando lo ponchaba, cogía tremendo berrinche. Era alegre y
simpático, pero tenía tremendo genio.
"Cuando
Jesús Menéndez venía al central, Abel salía de la oficina y se
ponía a escuchar los discursos del líder azucarero. Él se nutrió
mucho de la ideología de Jesús Menéndez.
"Estuvo
por aquí tres meses antes del ataque al Moncada. Nos dijo a mí y a
otro compañero que se llamaba Mingo: Guarden diez pesos para cuando
yo les avise. Después nos dimos cuenta de que si lograban tomar el
cuartel él nos iba a llamar para que fuéramos de refuerzo para
Santiago de Cuba. Fidel también estuvo aquí y él me lo presentó
como un estudiante.
"La
noticia de su muerte apareció en el Diario de la Marina. También
informaban que Haydée estaba presa.
"Aquí
todo el mundo lloró su muerte, pues antes de ser un héroe de la
Patria, ya era el hijo predilecto del batey."
RECUERDOS DE UNA
TEJEDORA
Se llama Zoila Díaz
Calderón, tiene 93 años de edad y todo el mundo la conoce por
Nené Prieto. Ella fue la que enseñó a bordar a Haydée. "Tenía
mucho interés por aprender y aprendió enseguida. Siempre fue muy
cariñosa conmigo. Me hablaba de la pobreza que existía en Cuba y
de la necesidad de un cambio radical en el país. Nunca me dijo en
lo que estaba, pero cuando se fueron para La Habana yo le mandaba
algo de mis ahorritos, porque estaban pasando las de Caín en la
capital. Cuando triunfó la Revolución vino, me abrazó y me dijo:
Ahora sí somos libres, Nené.
De los valores humanos
de la heroína del Moncada Haydée Santamaría hablan estos
párrafos de una carta inédita que ella le escribió a los padres
de su novio Boris Luis Santacoloma desde la cárcel de Boniato, en
octubre de 1953:
Berta:
Hoy recibí su carta,
con ella lloré mucho, pero también sentí una gran tranquilidad;
me dice los perdone y comprenda, no tengo que perdonarlos porque
nunca dejé de comprenderlos....
Y agrega:
....tuve como ustedes
momentos grandes de egoísmo, pero como ustedes también sabían que
ni a Boris ni a mi hermano nadie los llevaba a nada, los dos se
parecían mucho, siempre era su voluntad más fuerte que la de las
personas que convivían con ellos. Cuando comprendí que nada los
apartaría de su ideal, me dispuse a correr su misma suerte; los dos
fueron mi misma vida, vine para quedar con ellos si ellos quedaban,
el destino fue cruel conmigo, albergué la esperanza de protegerlos
con mi presencia, bien sabe dios que por la vida de cualquiera de
los dos hubiera dado gustosa la mía, ¿para qué me sirve sin
ellos?
En Encrucijada se espera
hoy la llegada del día 26 con el júbilo abierto de estar en la
provincia puntera del país. La gente aquí tiene el orgullo de
vivir en la cuna de Haydée y Abel. |