Invasión lírica de
Oriente a Occidente
Antonio Paneque Brizuela
Desde el Levante cubano
hasta el Poniente, pasando por el centro del país, Matanzas y, sus
últimas funciones en Ciudad de La Habana, ha sido una especie de
invasión hacia occidente la gira de esta legación de artistas
líricos, que incursionaron en lo desconocido, como grandes
descubridores clásicos, pero, a diferencia de ellos, en lugar de
territorios, glorias o riquezas, descubriendo nuevos parajes de la
espiritualidad.
Tras trazarse
propósitos científicos como los de Albert Einstein, que
experimentaron con la música como terapia, este grupo de creadores
(dos sopranos, dos barítonos, un tenor y un director artístico) ha
renovado durante recientes semanas esa esperanza para enfermos a
todo lo largo de la Isla, que se redescubren en esta música,
también invadida por la poesía, junto a médicos que proyectan su
oficio hasta el resto del mundo.
En Las Tunas, una de las
etapas orientales de esta gira por instituciones de salud pública
de la Isla, durante las que fueron ofrecidas 27 funciones con la
asistencia de unas 10 mil personas, los artistas leyeron una carta y
un poema dirigidos al Teatro Lírico Nacional por Antonio Guerrero,
prisionero en las cárceles del imperio por defender el arte de la
vida.
"La
elevación de la cultura integral de nuestro heroico pueblo —recuerda
Tony— es hoy la batalla más importante que enfrenta nuestro
irrevocable socialismo. Son ustedes dignos representantes de esa
cultura y de sus logros."
A esta suerte de
juglares, liderados por el promotor de esta idea, Gaspar
González-Lanuza, los ha recibido y despedido un Camagüey en cuyo
hospital oncológico artistas y enfermos intercambiaron emociones
nunca experimentadas por ninguna de las partes. Como en Ciego de
Ávila, Morón, Sancti Spíritus, Villa Clara, Cienfuegos, pasando
por el hospital matancero Faustino Pérez, donde primó un público
joven, hasta La Habana y Pinar del Río.
Sobre Ciudad de La
Habana, basta con citar las palabras de la doctora del Miguel
Enríquez, Iraida González, cuyo puesto de intensivista la enfrenta
constantemente a la muerte: "Esto nos hacía mucha falta", mientras,
Ana María Méndez agradecía "por ayudarnos a mejorar
espiritualmente", y opinaba que "ya hoy somos mejores que ayer".
Detrás, en este inusual
periplo, han quedado hospitales de Holguín, Las Tunas y Granma,
provincia esta última donde más de 1 000 pacientes y empleados
presenciaron los espectáculos encabezados por Lázaro Expósito,
primer secretario del Partido en el territorio.
También un Bayamo cuyas
asombrosas instalaciones crecen sobre el recuerdo de sus quemas
heroicas y un Manzanillo que les ofreció el lujoso teatro
decimonónico recién reparado, en el que el héroe Carlos Manuel de
Céspedes fue uno de los primeros directores de escena, se presentó
Alicia Alonso, jugó ajedrez Capablanca y actuó Lecuona, uno de los
principales autores cantados durante esta gira del Teatro Lírico
Nacional.
|