Dolor nacional en España por muerte de Antonio Gades

MADRID, 20 de julio (PL).— La muerte del bailaor español Antonio Gades, aunque esperada, ha estremecido de dolor a todos los hogares de España que la sienten y sufren como una pérdida propia e irreparable.

El creador de piezas irrepetibles como Bodas de sangre, Carmen y Fuenteovejuna, falleció hoy en Madrid a los 67 años de edad víctima de un cáncer que lo aquejaba desde hacía años. Murió en la tranquilidad familiar al lado de sus hijas María, Tamara y Celia y su última compañera Eugenia.

Hacía apenas un mes que Gades viajó a Cuba, su entrañable Isla, para recibir de manos del Presidente Fidel Castro la máxima condecoración que concede el Consejo de Estado de la República de Cuba, la Orden José Martí.

Fue un digno reconocimiento a los aportes del bailarín a la cultura universal y a su "amistad y fidelidad inquebrantables hacia el pueblo y la Revolución cubana".

Todos los medios de comunicación de España se han hecho eco de la triste noticia que enluta el país al que tan dignamente representó y promocionó con su talento en escenarios de casi todo el mundo donde su arte y estilo nunca pudieron parangonarse.

Nacido en Elda en noviembre de 1936, Gades pasó a la historia de la coreografía con creaciones imperecederas, entre ellas El amor brujo.

Aunque no pudo terminar su ballet sobre El Quijote, hizo historia hasta llegar a convertirse en leyenda y ser reconocido como el gran renovador del género.

El diario El País reconoce en su nota la humildad de siempre, el profundo compromiso social y los sueños revolucionarios de quien puso en práctica todos esos sentimientos e ideas.

En España se le recuerda como el genio íntegro y explorador de las conexiones entre la danza y la literatura, un planteo que le llevó a aunar a golpe de zapateado y movimiento a Lorca, Lope de Vega o Merimé con la danza.

Gades tiene la gloria de haber triunfado en todos los escenarios del Universo. Fue aclamado en el Scala de Milán, el Metropolitan de Nueva York, en toda la escena europea y en Cuba, donde colaboró de manera permanente con Alicia Alonso, la gran dama del ballet cubano, expresó la Cadena SER en una de sus tantas notas.

Antonio Esteve Ródenas, su verdadero nombre que Pilar López, su descubridora, le cambió por el artístico de Gades, asaltó con toda su fuerza expresiva, como una carga de caballería, los grandes teatros desde los tablaos, donde se hizo leyenda que hoy engrandece a todo lo que representó, defendió y amó.

El bailaor dirigió su propia compañía y también el Ballet Nacional. Con esta agrupación colaboró por última vez en su carrera, volviendo a dirigir Fuenteovejuna —que se repuso en el Teatro Real de Madrid hace dos años— y Bodas de sangre, dos de sus coreografías fundamentales.

Antonio Gades deja una fundación que llevará su nombre y cuya noble tarea será custodiar su legado artístico; pero lo más importante, mantenerlo vivo para hacer saber que esta terrible noticia de hoy es simplemente un equívoco.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Deportes | Cultura |
| Cartas | Comentarios | Ciencia y Tecnología | Lapizcopio| Especiales |

SubirSubir