BAGDAD, 15 de junio (PL).—
El suministro petrolero iraquí sufrió hoy un nuevo recorte, cuando
supuestos insurgentes hicieron estallar partes de un oleoducto en la
sureña ciudad de Basora, informó una fuente de la empresa
exportadora.
Según la Compañía Petrolera del
Sur de Iraq, ocurrieron dos detonaciones que volaron una parte de la
conductora y por lo cual acusaron a seguidores del derrocado ex
presidente Saddam Hussein y a la red Al Qaeda, organización a la
que Estados Unidos responsabiliza con los atentados del 11 de
septiembre del 2001.
Cada día este país del Golfo
Pérsico exporta un millón 650 mil barriles por la zona austral, en
tanto que por el norte —a través de Turquía— comercializa 200
mil barriles.
La resistencia a la ocupación
considera a las instalaciones petroleras (oleoductos, refinerías,
terminales) blanco de sus operaciones armadas como parte de su
táctica de evitar el saqueo de los recursos por parte de los
invasores.
Jefes de las fuerzas extranjeras
temen que los miembros de la resistencia incrementen sus ataques a
medios de la infraestructura económica al acercarse el 30 de junio,
cuando se realizará la transferencia de los órganos de soberanía
al Gobierno Provisional.
Según el primer ministro de ese
ejecutivo, Iyad Allawi, Iraq perdió más de 200 millones de
dólares en sus ingresos en los últimos siete meses por déficit en
su capacidad de comerciar del petróleo, debido a 130 ataques de los
insurgentes.
Así declaró Allawi en esta capital
poco antes de que un funcionario de alto rango del Banco Mundial
afirmara que la reconstrucción iraquí costará por lo menos 37 mil
500 millones de dólares.
El periódico egipcio Al Ahram
apuntó este martes que Joseph Saba, responsable de la evaluación
sobre Iraq en la entidad financiera, situó en 35 mil 500 millones
de dólares los gastos de la fase inicial del restablecimiento de
este estado del Golfo.
A tal suma se añadirían otros dos
mil millones de dólares en una etapa posterior, amplió el
funcionario.
Según Saba, el programa de
reconstrucción deberá ponerse en práctica dentro de seis u ocho
meses, pero se desconoce un calendario exacto de aplicación.