El día más emocionante en la vida
de Jorge Anro ha sido el 26 de mayo de 2003, cuando el Comandante en
Jefe Fidel Castro habló ante 15 mil estudiantes, trabajadores
docentes y pueblo en general, en la escalinata de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
El secretario general adjunto de la
Federación Argentina de Trabajadores Universitarios no olvidará
nunca que aquel histórico lunes conoció al Presidente cubano,
quien lo impresionó por su carisma, sencillez, afectuosidad,
inteligencia y liderazgo.
En ocasión de la visita a Argentina
para tomar parte en la ceremonia por la asunción al poder de
Néstor Kirchner, el líder revolucionario cubano decidió sostener
un fraternal encuentro con representantes de diversos sectores
sociales.
Por tal razón, se preparó un
encuentro en el Aula Magna de ese centro de estudios, con capacidad
para mil 500 personas; pero no había cabida para todas las personas
que querían asistir.
Entonces —comenta Anro—, sugerí
efectuarlo en un sitio más espacioso, lo cual fue aceptado por
Fidel, quien pronunció un discurso tan impresionante que, a pesar
del frío de la noche, los asistentes se mantuvieron con un silencio
absoluto durante más de tres horas.
Allí, el estadista recibió del
también secretario general de la asociación del personal de la
universidad bonaerense una placa como muestra de admiración de sus
afiliados a la dignidad del pueblo cubano y posteriormente en el
hotel donde se hospedaba la delegación de la Isla, aquél le
entregó una estatuilla de José Martí en bronce.
En ese momento —explica el
dirigente sindical argentino—, Fidel agradeció mi contribución
al éxito de la actividad, dijo que por mis venas corría la sangre
del Che y me invitó a Cuba.
Ello se concretó cuando estuvo
presente como invitado en la celebración del reciente Primero de
Mayo en la Plaza de la Revolución José Martí.
Con ese viaje, hice realidad mi viejo
sueño de conocer el país donde el Che profundizó su vida
revolucionaria y desarrolló su pensamiento latinoamericanista,
subraya Anro.