Asamblea de la UJC en Matanzas

El espacio irrenunciable de cada joven comunista

Ventura de Jesús

MATANZAS.— En el momento fecundo que hoy vive el país, un joven revolucionario tiene que salir todos los días a "tragarse el mundo". No puede permitirse el lujo de no contar con un espacio o papel protagónico en la batalla que libran minuto a minuto todos los cubanos. Es el Girón y el Moncada de las nuevas generaciones de comunistas.

Fue una de las tantas conclusiones que floreció durante los debates en la Asamblea Provincial de la UJC en Matanzas, un encuentro que confirmó la pasión, vergüenza y el sentimiento del honor de nuestros jóvenes, pero que se distinguió especialmente por el espíritu autocrítico ante lo mal hecho o meta no alcanzada.

La Asamblea examinó con profundidad el tema de la política de cuadros, que a juicio de Otto Rivero, primer secretario de la organización juvenil en la nación, es quizá el problema principal de la UJC, y su marcha condiciona el resto del trabajo.

El tema lo presentó Yordanka Delgado, del Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello. Explicó la lógica necesidad de la UJC de contar cada vez con cuadros más preparados, e insistió en que a veces no se argumenta suficientemente a la hora de captar a la posible reserva. "Al joven hay que hablarle con claridad y prepararlo para la misión más difícil", dijo.

Al comentar el desgano de algunos militantes a asumir la responsabilidad de cuadros en la organización, que en el caso de la provincia tiene sectores bien identificados en el turismo y el petróleo, Otto explicó que al entregársele el carné a un joven se le deposita a su vez una condición diferente. Es un fenómeno complejo que supone intencionalidad, trabajo hombre a hombre y hacer comprender a los militantes que el desempeño de los cuadros de dirección es importante y trascendente.

Salió a relucir a contrapelo la actitud de jóvenes que no desistieron ante el hecho cierto de tener opciones de trabajo mejor remuneradas. Son los casos, entre otros, de Yunieski Esperanza, médico veterinario; Michel Diéguez, licenciado en Economía, y Ernesto Pérez, ingeniero industrial.

"Yo fui de los que se negaron al principio. Ahora me siento útil y amo la tarea que me dieron", significó Esperanza, funcionario en el municipio de Perico. "La UJC es una gran escuela", aseguró Ernesto, actualmente cuadro profesional de la organización en Varadero.

En una opinión conclusiva del punto, Otto Rivero observó que la eficiencia real de la organización se mide por el aporte de militantes y cuadros al Partido, en garantizar la continuidad de la Revolución. Precisó en ese sentido que en materia de la UJC la provincia tiene aún muchas reservas, y que cuanto se haga aquí puede servir de referencia para el país.

Los delegados discutieron otros asuntos relacionados con los Programas de la Revolución y en particular el de los Trabajadores Sociales, definidos por Fidel como un ejército de médicos del alma, y que en Matanzas ya deja ver resultados positivos en territorios como Perico, Jagüey Grande, Cárdenas y Ciénaga de Zapata, entre otras localidades.

También se abordaron aspectos no menos importantes como la corrupción, el delito y las ilegalidades, y quedó la certeza de que se trata de una batalla que tenemos que ganar (y ganaremos) a toda costa.

En las conclusiones, Víctor Gaute López, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia, hizo precisiones sobre los puntos debatidos y aseguró que el buen funcionamiento de la Unión de Jóvenes Comunistas es crucial para la supervivencia de la Revolución.

El nuevo Comité Provincial ratificó como primer secretario a Javier Díaz Alayón.

 

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