Si bien América Latina no ha sido de
especial prioridad para Europa a pesar de la diversidad de lazos que
los unen, se aprecia cierto acercamiento, dirigido por la parte
europea a ciertos países u organizaciones subregionales como el
MERCOSUR.
Tal aproximación se expresa en el
incremento en las relaciones políticas, culturales y económicas,
así como en una mayor institucionalización de esos vínculos
mediante el establecimiento de acuerdos económicos más amplios.
En esa dirección está, además, la
celebración de conferencias cumbres birregionales periódicas, como
esta tercera que tendrá por sede a la ciudad mexicana de
Guadalajara, los días 28 y 29 de mayo.
Como causa fundamental de esas
acciones puede señalarse el interés europeo de ampliar sus
relaciones con países de desarrollo medio, de ahí la
concentración de sus vínculos con aquellos de mayor desarrollo
relativo de América Latina, en contraste con las particularidades
económicas de los ACP (Asia, Caribe y Pacífico), su tradicional
zona de influencia.
Ello explica en buena medida el
crecimiento tan notable de las inversiones directas en la región,
en especial en aquellos países con mayor capacidad para
absorberlas.
Están presentes también
manifestaciones importantes de la lucha por la hegemonía mundial,
cuando las grandes potencias tienden a penetrar regiones
tradicionalmente pertenecientes a otras. En ese contexto se inscribe
el conjunto de retos y complejidades que caracterizan la economía
internacional de hoy.
La existencia en América Latina de
esquemas de integración económica con determinados resultados
permite también, y sobre todo en comparación con otras regiones
del mundo, establecer relaciones con grupos de países de
características similares y modularlas de acuerdo con los intereses
europeos más específicos.
Ello favorece un trato diferenciado a
América Latina de acuerdo con su heterogeneidad.
El sector que puede considerarse más
problemático en las relaciones Unión Europea-América Latina y el
Caribe es el comercial, en el cual se ponen de manifiesto
importantes contradicciones, dadas sobre todo por el carácter
eminentemente proteccionista de la respectiva política comunitaria.
Dentro del conjunto de los vínculos
comerciales sobresale por su importancia la Política Agrícola
Común (PAC) de la UE, cuyos elevados aranceles, requerimientos de
normas técnicas y los subsidios que se establecen tanto a
productores como exportadores, afectan seriamente las posibilidades
de exportación latinoamericanas.
La PAC deprime significativamente los
precios mundiales de productos que constituyen las principales
ventas de la región y, en consecuencia, sus principales fuentes de
ingresos procedentes del exterior.
Este se considera el sector que
concentra en buena medida las principales contradicciones y puntos
de fricción entre las partes.
Un aspecto importante a tener en
cuenta en este contexto se relaciona con el resultado final de la
reforma de la PAC, muy condicionada por los requerimientos
establecidos por la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La evolución de las negociaciones en
el marco de la OMC, iniciadas en noviembre de 2001 en Doha, Qatar,
constituye un factor de especial importancia para el futuro de las
relaciones Unión Europea-América Latina, teniendo en cuenta
también la posible inclusión de nuevos temas en las discusiones.
Otro aspecto de especial significado
se refiere a las reglas que establece la OMC con respecto al
establecimiento de los acuerdos de libre comercio, que es la
tendencia que se aprecia por parte de Europa en la oficialización
de sus vínculos con América Latina, como es el caso de México y
el MERCOSUR.
De acuerdo con esos principios debe
primar la reciprocidad entre las partes, con independencia de las
diferencias en sus niveles de desarrollo económico.
La tendencia a la eliminación de las
preferencias arancelarias en beneficio de las naciones más
atrasadas constituye en la actualidad una regularidad a nivel
mundial.
Por otra parte, se establece dentro
de las regulaciones que cada acuerdo de este tipo debe incluir al
menos el 90 por ciento del comercio recíproco.
Las perspectivas de que se establezca
el Área de Libre Comercio de las Américas entre Estados Unidos y
la región da un nuevo matiz a las relaciones, teniendo en cuenta de
que se trata de un propósito de Washington encaminado a reforzar su
presencia en una zona de tradicional influencia.
Tales esfuerzos se inscriben en el
contexto de la lucha por la hegemonía mundial en un momento en que
la economía internacional se torna cada día más compleja, en
estrecha relación con el fenómeno de la globalización.