Tema de Ginecología y Obstetricia 2004

Anticoncepción en la adolescencia

José A. de la Osa

Foto: PASTOR BATISTALa responsabilidad masculina desde su etapa de adolescente de emplear en las relaciones sexuales el condón o preservativo, como vía para evitar una infección de transmisión sexual y un embarazo no deseado, fue destacada ayer en el XII Congreso Nacional de Obstetricia y Ginecología, con una amplia participación internacional, que se desarrolla en La Habana.

El profesor Héctor Machado Rodríguez, vicepresidente de la Sección de Ginecología Infanto-Juvenil de la Sociedad Cubana de Ginecobstetricia, sustentó el criterio de que él aboga en su práctica médica por lo que calificó de "método doble de protección" durante la adolescencia: el sistemático y correcto empleo del anticonceptivo de barrera en el varón (preservativo) y el hormonal oral (tabletas) en las adolescentes.

Acotó que no es recomendable, "salvo un criterio muy estricto de selección", el uso de dispositivos intrauterinos en esta etapa de la vida, atendiendo a que no existe aún el grado de madurez biológica para aceptar sin perjuicios estos dispositivos.

Los especialistas, en general, enmarcan la adolescencia en las edades que transitan desde los 10 a 19 años y la subdividen en tres etapas: la temprana, de 10 a 14, cuando transcurren fundamentalmente los procesos de desarrollo biológico conocido como pubertad; la intermedia, entre los 15 y 16; y la tardía, de los 17 a 19 años. Algunos investigadores extienden estas etapas hasta los 24 años para denominarlos, en este último periodo (20-24), adolescentes jóvenes.

El "ideal" en el inicio de las relaciones sexuales penetrativas, indicó el doctor Machado, se inscribe en la adolescencia tardía, cuando ya han alcanzado un adecuado desarrollo biológico, psicológico y social.

Antes, las muchachas, aunque sean púberes, tengan menstruación y capacidad reproductora, su organismo no tiene las condiciones biológicas necesarias para procrear. Además, emocionalmente hay inmadurez e inexperiencia, y riesgos tanto para la adolescente embarazada como para el hijo, que puede nacer con discapacidades.

Especialistas consultados por Granma, para conocer cómo pueden padres y abuelos contribuir eficazmente a la cultura general de la sexualidad de nuestros hijos y nietos, opinan que la familia desempeña un papel primordial en la consecución de esos objetivos.

Para ello debe primar la comunicación sincera, basada en la confianza de ambas partes, y algo extraordinariamente importante: el ejemplo que les damos a nuestros hijos. Los muchachos y las muchachas aprenden más de lo que hacemos y no de lo que decimos. Los adolescentes sienten admiración por los adultos que son coherentes en su comportamiento cotidiano.

 

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