Madres de Plaza de Mayo cumplen 27 años 
de ejemplo permanente

VÍCTOR M. CARRIBA

BUENOS AIRES, 29 de abril (PL).— Expectante por la política de derechos humanos del actual gobierno argentino, la Asociación de Madres de Plaza de Mayo cumple mañana 27 años de reclamos de justicia para las 30 mil víctimas de la dictadura militar.

El sábado 30 de abril de 1977 un grupo de 14 mujeres acudieron a la Plaza de Mayo de Buenos Aires, frente a la Casa de Gobierno, a pedir información sobre sus hijos ausentes y sin paradero conocido a las autoridades castrenses que habían usurpado el poder el 24 de marzo de 1976.

En aquella oportunidad las madres no pudieron acceder a las oficinas del Ministerio del Interior, situadas en la sede gubernamental, por ser una jornada no laboral, pero acordaron encontrarse en el mismo lugar al viernes siguiente con igual propósito.

Para esa nueva ocasión el objetivo era lograr una audiencia con el jefe de la Junta Militar, Jorge Rafael Videla. Tampoco lo lograron y volvieron a convenir otro nuevo intento al jueves de la próxima semana.

Desde entonces, cada jueves desde hace más de un cuarto de siglo, a las 3:30 de la tarde, con pañuelos blancos ya históricos cubriéndoles la cabeza y los rostros arrugados por los años, la madres continúan su puntual marcha de media hora alrededor de la Pirámide de Mayo, en el mismo centro de la plaza.

La desaparición de la dictadura castrense no le devolvió a sus hijos. Ni siquiera les indicó el verdadero lugar donde fueron arrojados sus restos. El regreso a la llamada democracia (1983) indultó a los responsables de la tragedia.

Y esa falta de castigo a los represores avivó la lucha de las veteranas, aunque las formas y métodos de sus acciones derivaron en contradicciones que al final provocaron una escisión en la organización.

En 1986, de la original Asociación de Madres de Plaza de Mayo se desprendió otra agrupación con el mismo nombre, pero identificada como "Línea Fundadora".

Sin embargo, los objetivos fundamentales permanecen y ambos grupos desarrollan un incesante trabajo dentro de la impetuosa dinámica imprimida por el gobierno del actual presidente, Néstor Kirchner, al tema de los derechos humanos y el castigo a los represores de la dictadura.

En menos de un año de gestión, el mandatario impulsó acciones que cambiaron a la cúpula de las Fuerzas Armadas, permitieron la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, propiciaron la reapertura de causas irresueltas y colocaron de regreso en la cárcel a un buen número de violadores de los derechos humanos.

 

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