Guanahacabibes, ideal refugio de tortugas marinas

MARITZA PADILLA

Tierra de costas inhóspitas y leyendas insospechadas, la pinareña península de Guanahacabibes constituye uno de los escasos refugios mundiales de las tortugas marinas.

En esa Reserva de la Biosfera, una de las seis reportadas en Cuba, sobreviven cuatro de las siete especies del quelonio existentes en el orbe, las cuales son protegidas mediante un riguroso programa ambientalista.

Los ejemplares de este reptil marino en peligro de extinción que habitan la zona más occidental de la Isla suelen desovar en 14 playas prácticamente vírgenes, de arenas finas y aguas de azul intenso.

Depositados en tierra firme, los huevos son enterrados posteriormente en la arena. Las tortugas anualmente pueden completar hasta 500, de ahí que en el período de anidamiento —de mayo a septiembre— se intensifique la vigilancia para su protección.

Por el efecto de los depredadores, tiempo atrás sólo un cinco por ciento lograba la sobrevivencia, mientras actualmente los expertos afirman que las afectaciones no llegan al 10 por ciento.

Tras el nacimiento, los pequeños son trasladados a estanques donde permanecen hasta que son capaces de enfrentar la vida.

Conocidas por antiguas generaciones como "pescados con escudos", estas tortugas que habitan los mares desde hace 200 millones de años, conviven en la península con otras especies de quelonios, como la tortuga verde, la más veloz, al desplegar velocidades de hasta 32 kilómetros por hora.

 

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