Aniversario 45 de la Seguridad del Estado

Hombres y mujeres del silencio

REYNOLD RASSÍ

Para la gran mayoría de los cubanos son los del "G-2", para otros los de la "Seguridad", y también son conocidos como los hombres y mujeres del silencio. En realidad, son los integrantes de los Órganos de la Seguridad del Estado, del Ministerio del Interior, que este 26 de marzo arriban al aniversario 45 de su fundación.

Foto: ARNALDO SANTOSExponentes de una lucha en defensa de la Revolución en la cual han caído numerosos combatientes y colaboradores enfrentados a acciones terroristas.

Los primeros indicios de la actividad secreta revolucionaria en Cuba aparecieron en los movimientos conspirativos contra la colonia española en la primera mitad del siglo XIX. En la lucha contra el dominio de España, el Ejército Libertador recurrió a la utilización de agentes, exploradores y un efectivo aparato de información popular, así como de un eficiente grupo avanzado de las comunicaciones.

El Mayor General Federico Fernández Cavada fue el primer jefe militar cubano que creó un servicio de Inteligencia. Y el agente Leónidas Raquín, cuyo verdadero nombre era Federico Pérez Carbó, el principal agente secreto de Carlos Manuel de Céspedes en Santiago de Cuba, que nunca llegó a ser descubierto durante la Guerra de los Diez Años.

"En silencio ha tenido que ser... porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas...", escribió nuestro Héroe Nacional, José Martí, en carta a su entrañable amigo Manuel Mercado, relacionada con la preparación de la Guerra de Independencia de 1895 y el enfrentamienrto a las acciones encubiertas de los españoles y de los yankis, que ya en aquel momento mostraban su interés en apoderarse de Cuba y expandirse sobre Latinoamérica.

A través de la historia de nuestra Patria también en silencio se llevaron a cabo numerosas acciones revolucionarias, y en la etapa de la lucha contra la tiranía batistiana, desde 1952 a 1958, pudieran citarse entre las más importantes: El asalto a los cuarteles Moncada y Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente, por integrantes de la Generación del Centenario, encabezada por Fidel Castro, el 26 de Julio de 1953.

También el ataque al Palacio Presidencial y la emisora Radio Reloj, el 13 de marzo de 1957, por los combatientes del Directorio Revolucionario, son asimismo ejemplos de la necesidad de la discreción y la compartimentación en medio de una lucha desigual.

Durante la guerra revolucionaria en la Sierra Maestra, en abril de 1958, el Ejército Rebelde creó el Cuerpo de Oficiales de la Inteligencia Rebelde que jugó un papel importante en la última y definitiva lucha por la independencia de Cuba.

En los primeros meses del triunfo de la Revolución, en 1959, nacieron en las filas del Ejército Rebelde las actividades de la Seguridad (G-2), creándose el 26 de marzo de ese año los Órganos de la Seguridad del Estado, que desde época tan temprana comenzaron una dura batalla contra las numerosas organizaciones contrarrevolucionarias surgidas y las cuales contaban con el apoyo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.

En la medida en que la Revolución profundizaba su actuar y crecía el apoyo del pueblo, se incrementaban las acciones de los enemigos internos y las agresiones de los elementos batistianos radicados en territorio norteamericano, organizados y financiados por la CIA y cuyos planes recibían la aprobación de los distintos gobiernos yankis.

Proliferaron los grupos contrarrevolucionarios, la subversión, el sabotaje, los crímenes de las bandas de alzados, las infiltraciones y creación de redes de agentes. Dentro de lo anterior se destacan la invasión por Playa Girón y otros proyectos de agresiones, el terrorismo contra nuestro país con el objetivo de destruir a la Revolución, y sobre todo los intentos de asesinato del Comandante en Jefe Fidel Castro y otros dirigentes cubanos.

En más de cuatro décadas, como consecuencia de estos crímenes y actos terroristas contra Cuba, han fallecido 3 478 personas y resultado mutiladas o incapacitadas otras 2 099, mientras los daños a la economía nacional se calculan en más de 121 000 millones de dólares.

En la lucha contra estas acciones, y como parte de nuestro pueblo, han jugado un papel esencial los hombres y mujeres de los Órganos de la Seguridad del Estado. Su labor, en gran parte anónima y heroica, ha permitido penetrar desde aquellos grupos iniciales como La Rosa Blanca hasta las más recientes actividades de la CIA en nuestro país, y desenmascarar el apoyo a los grupúsculos contrarrevolucionarios brindado desde la Oficina de Intereses de Estados Unidos.

Muchas anécdotas e historias se han escrito y pudieran escribirse aún más sobre las actividades, secretas unas y públicas otras, desarrolladas por los integrantes de esta fuerza del Ministerio del Interior.

El trabajo de la Seguridad del Estado ha contribuido a neutralizar cientos de estos criminales planes y denunciar muchos de ellos ante la opinión pública internacional. En ese quehacer diario han contado con la valiosa colaboración, muchas veces también silenciosa, de nuestro pueblo, el principal protagonista; sus organizaciones políticas y de masas, y de sus Fuerzas Armadas Revolucionarias. Juntos han cumplido igualmente importantes misiones internacionalistas y regado con su sangre otras tierras hermanas.

En un aniversario como este cabe subrayar el ejemplo de los Cinco Héroes Cubanos Prisioneros Políticos del imperio, injusta y severamente sancionados por su labor para evitar las acciones de los grupos terroristas radicados en Miami contra nuestro pueblo y contra la propia población de Estados Unidos; su actitud indoblegable, optimismo y fe en la victoria, establece un nexo en la continuidad histórica de las luchas por la independencia de nuestra Patria, por preservar su soberanía y las conquistas de la Revolución.

En este enfrentamiento con los enemigos internos y externos, decenas de combatientes de la Seguridad del Estado ofrendaron sus vidas, y otros han desafiado la muerte, convencidos de la importancia de las riesgosas misiones que cumplían y la justeza de la causa que defendían. Hombres y mujeres de temple y corazón sensible para arriesgar sus vidas sin flaquear ante el enemigo. El mejor homenaje a ellos es que hoy se mantiene invencible la Revolución y crece y perfecciona la sociedad que ayudaron a construir, defendieron y en la que siempre creyeron.

Estos hombres y mujeres del silencio renuevan sus filas de la misma cantera de jóvenes cultos y talentosos que ha formado nuestro país. Son seres mortales, con virtudes y defectos, con problemas y necesidades como uno más del pueblo, porque surgieron de sus entrañas y a él y a su Revolución han sabido defender en estos 45 años de dificultades y victorias.

 

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