"...En el siglo XXI la ciencia debe
convertirse en un bien
solidariamente compartido en beneficio
de todos los pueblos...(considerando) la
importancia que tiene para la
investigación y la enseñanza de las
ciencias el acceso libre y completo a
la información..."
De la Declaración sobre la Ciencia y el
Uso del Conocimiento Científico de la
Conferencia Mundial de Ciencias de 1999.
La Academia de Ciencias de Cuba, integrada por
científicos de relevantes méritos, representantes de la comunidad
científica nacional, denuncia ante la opinión pública nacional e
internacional una nueva agresión contra Cuba por parte de la actual
administración estadounidense.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros del
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos de América hizo
conocer recientemente la prohibición de revisar, editar o
modificar, en publicaciones y revistas científicas estadounidenses,
trabajos de autores de países que sean objeto de ''embargo
comercial'', entre ellos Cuba. Aquellos que lo hagan, habrán
transgredido la Ley norteamericana y podrían ser sancionados con
fuertes multas e incluso con penas de cárcel.
Desde el anuncio de esta medida algunos editores
estadounidenses han rechazado artículos presentados por
científicos cubanos para publicación en revistas especializadas de
ese país. Una vez más, el Gobierno de George W. Bush recrudece su
política anticubana en su afán de satisfacer a la ultraderecha
cubano-americana del sur de la Florida, máxime en la coyuntura de
un año electoral.
La publicación de los resultados de una
investigación es el primer paso en la socialización del
conocimiento y un requisito indispensable para el sano desarrollo de
la ciencia, Sólo con el libre flujo de ideas y conocimientos entre
los científicos y académicos de todo el mundo puede crecer y
avanzar la ciencia para beneficio de toda la humanidad. En
contraste, la presente medida priva a las comunidades científicas
estadounidense y mundial de compartir los reconocidos avances
científicos de Cuba.
La adopción de esta decisión por parte del
gobierno actual de los Estados Unidos viola no sólo el más
elemental derecho de los científicos en cualquier lugar del mundo,
sino también la propia Constitución de los Estados Unidos de
América.
Comparable con la quema de libros que ha sido
práctica de los regímenes fascistas, esta absurda medida,
expresión del recrudecimiento del bloqueo estadounidense, es un
reflejo del desenfreno del actual gobierno de ese país, que no ha
sido remiso a acudir a límites irracionales en su total desprecio
por los más sagrados principios del derecho internacional.
Ese mismo es el gobierno que, sin tomar en cuenta
la voz de los científicos de su propio país, se ha negado a
reconocer el calentamiento global, ha destruido en sus salvajes
acciones militares muchos ejemplares únicos del patrimonio
universal, y en el desprecio a su vez por cualquier otra opinión,
ha ignorado la voz de la comunidad internacional de naciones.
Los científicos cubanos denunciamos con
indignación esta medida que afecta no sólo a Cuba, sino a toda la
humanidad. Llamamos a nuestros colegas en los Estados Unidos a
solidarizarse con nuestra declaración y a los científicos de todo
el mundo a condenar y rechazar esta nueva y absurda agresión.