ATENAS, 27 de febrero (PL).—
Cuba reclamó hoy el derecho de los países pequeños y medianos a
organizar los Juegos Olímpicos, durante la XIV Asamblea General de
la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales (ACNO), que sesiona
en esta capital.
José Ramón Fernández, presidente
del Comité Olímpico Cubano (COC), circuló una ponencia entre los
delegados participantes a la cita, en la cual se expone el
"Tamaño y costo de los Juegos Olímpicos y su influencia en
los países medianos y pequeños para aspirar a la sede".
Según el documento, a principios de
febrero Jacques Rogge, titular del Comité Olímpico Internacional
(COI), expresó que "con la experiencia de los griegos, el COI
volvería a conceder de nuevo la organización de los Juegos a
países pequeños".
A pesar de las propuestas, las buenas
intenciones y las reiteradas declaraciones, el tiempo va
transcurriendo y ya está en proceso el otorgamiento de la sede de
los Juegos del año 2012, sin que aún se materialicen las ideas y
se manifiesten en las regulaciones y normas, las que continúan sin
modificaciones sustanciales, refiere.
Con preocupación, la misiva del
titular del COC insiste en que el incremento progresivo del dinero que
aporta la comercialización despierta el afán de ganancias y la
pugna entre las grandes ciudades por organizar unos Juegos
Olímpicos, lo que desembocó en una grave crisis en el Movimiento
Olímpico a fines de 1999.
"Durante el proceso para
esclarecer los hechos, se ha divulgado la actitud de los corruptos,
pero muy poco se ha hablado de los corruptores", afirma el
texto.
En ese sentido puntualiza que la
exagerada mercantilización en el movimiento olímpico ha
determinado que entre los derechos de televisión y el Programa TOP,
los ingresos asciendan a cerca de cuatro mil millones de dólares
para una Olimpíada.
Ello provoca, por una parte, que la
sede de los Juegos sea altamente codiciada, y por otra que las
exigencias a los atletas sean cada vez mayores, destaca.
La excesiva comercialización afecta
principalmente al deportista y provoca que los patrocinadores
determinen la modificación de los reglamentos y los programas
competitivos, que en determinados casos alteran el biorritmo de los
deportistas, al competir en horarios convenientes para la
televisión, pero no para los competidores.
Puntualiza que la comercialización
acarrea una serie de vicios en el deporte, tales como el campeonismo
o afán de alcanzar la victoria a cualquier precio, y también
considera al dopaje y al robo de atletas entre sus manifestaciones
más dañinas.
En relación con el Manual del COI
para las ciudades aspirantes a los Juegos Olímpicos, indica que
solamente una docena y media de los países más ricos, grandes y
desarrollados en el mundo, tienen posibilidades potenciales de
celebrar el magno certamen.
Considera, asimismo, improbable que
los países medianos y pequeños puedan contar con los recursos
materiales que se exigen, tales como: modernos medios de
comunicación y otras facilidades propias de las grandes ciudades.
Rechaza celebrar fastuosos eventos
que requieren un gran derroche y ostentación de recursos humanos,
técnicos y materiales que son utilizados en gigantescos y lujosos
actos de inauguración y clausura, fundamentalmente para complacer a
la TV y a sus anunciantes.
En las consideraciones acota que los
excesivos gastos y recursos no solo hacen imposible la
organización de los Juegos para los países medianos y pequeños,
sino que la tendencia es la de elevar cada vez más los costos de
las entradas, que los hace prohibitivos para las capas humildes de
la población.
Por último, insiste en que se
requiere acelerar el proceso para tomar las medidas apropiadas, las
que además de hacer accesible la sede a los países medianos y
pequeños, también propicien mantener en alto los valores del
deporte como actividad social del hombre, para una vida plena.