La edad de la conciencia

De Saskatchewan a La Habana, un intercambio coral noble y provechoso

Pedro de la Hoz
FOTOS: ALBERTO BORREGO

Los 50 jóvenes estudiantes de la Universidad de Saskatoon, en la provincia canadiense de Saskatchewan, no son los mismos que llegaron a Cuba una semana atrás, para participar en un intercambio coral con agrupaciones de la Isla, promovido por el Canada Cuba Sports & Culture Festival. Regresan con sólidos valores añadidos a su espiritualidad, una nueva dimensión artística y la percepción de una sociedad abierta y sensible a la entrega que en tan poco tiempo legaron. Es como si se hubieran abierto a la edad de la conciencia.

Los Greystone Singers,
dirigidos por Gerald Langner.

"Hemos disfrutado de un público agradecido y conocedor, pero, sobre todo, hemos captado la importancia extraordinaria que en Cuba se les da a la enseñanza artística y a la promoción de la cultura", comentó a Granma el maestro Gerald Langner, un veterano conductor coral al frente de los Greystone Singers, nombre que reúne a una selección de jóvenes voces de la sede universitaria aludida.

En la Basílica Menor de San Francisco de Asís tuvo lugar el momento culminante del encuentro. Los canadienses fueron acogidos por la Schola Cantorum Coralina, que bajo la dirección de Alina Orraca ha venido sobresaliendo como una de las formaciones vocales más importantes del país en la última década.

Directores corales cubanos
 y canadienses, al fin del
 intercambio en El Pedregal.

Los Greystone Singers sobrepasan con creces los términos del canto por afición. Langner es exigente en repertorio y montaje. Sus virtudes en el magisterio se caracterizan por situar altas cotas en la meta de sus discípulos y prepararlos para sortear los más difíciles meandros del arte coral, desde la obra polifónica de Palestrina hasta un Anton Bruckner poseído por la mística de la grandeza crepuscular, pasando por el folclor canadiense y la obra de los contemporáneos. Cuando Langner apela a solistas, lo hace con conocimiento de causa: la soprano Shauna Matiko posee una voz de cultivado estilo y el barítono B.J. Harris es un joven prometedor.

La Coralina, en noche estelar y luego de incendiar al auditorio con la inefable Aporrumbeosis, de López Gavilán, se unió a los Greystone Singers para entonar el Hallelujah, de David Kaplan, y consagrar la jornada con una soberbia interpretación de Llueve cada domingo, de Beatriz Corona sobre versos de Nicolás Guillén.

 

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