Mella

Una muerte prematura

SARA MÁS

Hacía tiempo que vivía bajo amenazas. Para muchos que lo conocían, Julio Antonio Mella era un líder maduro e indiscutible; para sus enemigos se había convertido en una persona "demasiado peligrosa".

El día que lo ultimaron en una calle del Distrito Federal mexicano, el 10 de enero de 1929, no pudo siquiera defenderse. No había cumplido todavía los 26 años, pero se había sembrado hondo en la historia de su país y del continente.

Nacido fuera de matrimonio, el hijo del sastre dominicano Nicanor Mella y la irlandesa Cecilia Mc Partland había llegado al mundo el 25 de marzo de 1903. Inscrito con el nombre del padre y el apellido materno, sería más nombrado y conocido siempre por las cuatro letras de su apellido paterno: Mella. Con solo evocarlas se haría alusión después, pasados los años, a todo un símbolo de lucha estudiantil y antimperialista.

Atento desde muy temprana edad a las corrientes sociales más progresistas, lector y estudiante acucioso, joven de verbo fértil, su existencia se inscribió desde temprano en la historia patria, poco después que ingresara en la Universidad de La Habana, donde matriculó en 1921 para aspirar a los títulos de Doctor en Derecho Civil y en Filosofía y Letras.

Fue la enseñanza universitaria su primer escenario de lucha. Al frente de la secretaría del Directorio de la Federación de Estudiantes de la Universidad, en marzo de 1922, Mella había sido designado ese mismo año al frente de la administración y los temas ideológicos de la revista universitaria Alma Mater, de la cual fue máximo inspirador. Lo mismo desde las páginas de la publicación que en las aulas y encuentros estudiantiles, se fue alzando su voz y formando su pensamiento de avanzada.

Su firma aparecía al pie de encendidas declaraciones que hablaban con urgencia de cambiar la Universidad y de cómo debía ser la enseñanza. "Enseñar conocimientos aprendidos en viejos libros es cosa fácil. Lo difícil es la obra del Maestro", afirmaba entonces el estudiante para quien el Maestro —con mayúsculas— "Aquel que forma el carácter del alumno, y por lo tanto, el que moldea, como artista hábil, el futuro de la sociedad en su aula: Taller de obrero excelso". Para agregar:.. "es un sacerdote (...) aquel que nos enseñó junto a la Ciencia en la Universidad, la verdad en la vida".

En medio de debates internos que se irían radicalizando hasta desencadenar en la lucha universitaria contra la corrupción, la petición de nuevos estatutos y la huelga estudiantil, Mella ganó prestigio y apoyo hasta erigirse en líder indiscutible y resultar electo presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, en 1923.

Pero más allá de aquellos predios y su lucha por la enseñanza científica y la creación de la Universidad Popular José Martí, Mella llegaba a la reflexión que aún faltaba al movimiento de Reforma en el continente: hacía falta una revolución social para hacer una revolución universitaria.

Su síntesis biográfica es un resumen de tránsito veloz por nuevas luchas y diversos escenarios. Ingresa en 1924 en la Agrupación Comunista de La Habana y preside la Federación Anticlerical que enfrenta a la jerarquía eclesiástica. Colabora con el Movimiento de Veteranos y Patriotas, se cuenta entre los fundadores de la sección cubana de la Liga Antimperialista de las Américas y del Partido Comunista de Cuba. Desafía al gobierno de Gerardo Machado y se va a nado hasta el primer barco soviético que se acercaba al puerto de Cárdenas. Sufre prisión y allí, en huelga de hambre, vuelve a triunfar su tenaz espíritu revolucionario. Bajo libertad condicional, finalmente, toma el camino del exilio. Ya era un hombre demasiado grande y "peligroso" para Machado.

Pasó brevemente por Panamá, Honduras y Guatemala para quedarse definitivamente en México, una tierra que mucho lo acercó a sus propias luchas, las de otras naciones del continente y las de siempre, por Cuba, que nunca quedó en el olvido. En el exilio llegó a ser secretario general del Partido Comunista mexicano y fundó, con la misma vocación que antes guiara a Martí, la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos y su periódico Cuba Libre. Desde tierras mexicanas fue el principal animador de la Liga Antimperialista de las Américas e hizo causa común con los nicaragüenses. Inmerso andaba en la organización de una expedición a Cuba, para reactivar las luchas y derrocar a Machado, cuando una celada criminal segó su existencia.

La orden de muerte la había dictado Machado desde La Habana. Un viejo conocido del mundo de la política y las fechorías, José Magriñá, se prestó al juego y facilitó la emboscada en México. Luego de encontrarse con él en el café Hong Kong, Mella salió en busca de su compañera Tina Modotti y cerca de las 11:00 de la noche, al doblar por la avenida Morelos y Abraham González, fue atacado por la espalda. Un balazo le atravesó la espalda y salió por el abdomen, el otro le alcanzó el brazo. Aunque fue asistido en el hospital no logró sobrevivir y falleció pasada la medianoche.

 

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