Sombras de la brecha digital

JOAQUIN RIVERY TUR y JORGE LUIS GONZÁLEZ
Enviados especiales

En la conferencia de prensa final que ofrecieron, entre otros, el presidente suizo, Pascal Couchepin, y Yoshio Utsumi, secretario general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, el optimismo era patente y lógico acerca del éxito de la Cumbre de la Sociedad de la Información.

integrantes de ONG, ante el plenario protestan contra la agresión norteamericana en Iraq y condenan la política cómplice del presidente Bush con su aliado Israel y contra Palestina.

Desde el punto de la masividad de la participación, y de la fuerza de algunos planteamientos, sin duda fue así.

Pero los resultados de una Cumbre no deben confiar a nadie. Entre los aspectos realmente positivos estuvo la participación de los países del Tercer Mundo con un grado de concertación interesante, y hubo una insistencia fuerte en una serie de demandas a las naciones poderosas que, desgraciadamente, no obtuvieron.

La Declaración de Principios es un documento largo, con párrafos muchas veces confusos, como para poder tomar de ellos cualquier interpretación que luego pueda ser dada como valedera por el que la plantea.

Redactar un documento de esta naturaleza requiere de los negociadores ser expertos en la esgrima del sentido de cada palabra, poder negociar las que más convienen a cada cual, saber ganar en tal párrafo y hacer una concesión en otro, de forma que se pueda llegar al consenso final. Así son estas reuniones.

Desde el punto de vista de Cuba, fue muy positivo que en el documento final quedara implícita la condena al bloqueo económico, comercial y financiero norteamericano y sus agresiones en el aspecto radioeléctrico.

Si bien el documento recogió aspectos aprobados por todos sin ningún problema, hubo otros que quedaron fuera de una forma o de otra y fueron los mas importantes.

A la hora de hacer el recuento, es preciso que se tenga en cuenta que los jefes de Estado y Gobierno que asistieron eran casi todos de los países pobres y que no llegó a Ginebra ningún mandatario de Europa Occidental o Estados Unidos, salvo el del país sede.

Eso significa que, deliberadamente, los poderosos no quisieron darle mucho nivel a la reunión, a pesar de que lo tenía por sí sola, porque estaba tratando uno de los temas más espinosos de la actualidad y al que posiblemente le salgan mas espinas en el futuro.

El centro del problema era tratar de la brecha digital, es decir, la brecha existente entre el Sur y el Norte en cuanto a los adelantos alcanzados en estas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) por parte de unos y el atraso más que evidente de los otros.

Para cerrar la brecha hacen falta recursos. Los recursos los poseen las naciones más desarrolladas, por tanto, deberían provenir de ellas, que durante tanto tiempo han estado saqueando al Sur y haciendo que parte de su bienestar haya sido pagado con recursos de los subdesarrollados, mediante el colonialismo, primero, el neocolonialismo, después, y el neoliberalismo, sobre todo en estos últimos 20 años.

Ellos se negaron. Estados Unidos, el imperio que envió al encuentro una delegación de un nivel tan bajo que se desconoce, se taponó los oídos cuando comenzó a oír esas demandas. Los europeos hablaron de la existencia de otros fondos, pero tampoco concretaron nada.

Parece haber un acuerdo entre los países desarrollados para que a los pobres no les quede otro remedio que recurrir a las inversiones que les ofrecen las transnacionales que asistieron a la Cumbre con el propósito de brindarlas, pero también de exigir para ellos condiciones como las que plantea siempre el Fondo Monetario Internacional.

Sin embargo, además de los empresarios y los gobiernos, hubo una presencia importante de las Organizaciones No Gubernamentales que no se puede desdeñar, y aunque todo fue pacífico y verbal, la historia reciente demuestra que no se puede acorralar a las masas porque pueden voltear a cualquier Gobierno.

Esas ONG emitieron también sus documentos con demandas bastante claras y contundentes, mucho más diáfanos y firmes que los nebulosos papeles que se negocian en el ámbito diplomático, como los indígenas, que tuvieron su foro para reclamar sus eternos y olvidados anhelos.

El Plan de Acción tiene entre sus metas conectar pueblos con las TIC y crear puntos de acceso comunitario, conectar universidades, escuelas primarias y secundarias, centros científicos, bibliotecas públicas, centros culturales, museos, oficinas de correos, centros sanitarios y hospitales, gobiernos locales y adaptar todos los programas de estudio para los objetivos de la sociedad de la información.

Hasta ahí todo bien, pero ¿de dónde saldrán los fondos para lograr todos esos cambios en el mundo subdesrrollado? Porque nosotros, los del Tercer Mundo, no tenemos recursos y no queremos que nos conecten un par de aldeas y escuelas y luego asistan a conferencias internacionales para pregonar la "ayuda" a que los atrasados del mundo alcancen la sociedad de la información.

Añadamos el hecho de que los países del Tercer Mundo quieren que el manejo de Internet deje de estar en manos de Washington y pase a alguna institución intergubernamental, preferentemente controlada por la ONU, pero eso es algo que la Casa Blanca no acepta por considerar de que ellos deben controlar todo en todo el mundo.

La delegación cubana trabajó duramente, no solamente en los debates gubernamentales, sino también en los foros paralelos, donde cumplió una magnífica tarea en la divulgación de los programas más avanzados de Cuba en algunos de los aspectos más importantes de la Batalla de Ideas.

 

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