Lerman, personal y por el arte
Andrés
D. Abreu
Tan de repente
llegó al XXIV Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano
de La Habana como una atrevida y conmovedora ópera prima que
narraba las difíciles relaciones afectivas entre varias chicas; y
se marchó con dos premios Corales: el de actuación femenina para
todas sus intérpretes y el primer premio de ficción (compartido
con Ciudad de Dios).
Diego Lerman viajó junto a su compañera la actriz María Merlino (la pintora Delia en Tan de repente).
Su director, el
argentino Diego Lerman, no pudo estar en aquella cita del 2002, algo
de lo cual se lamenta ahora que ha conocido al público cubano
durante su trabajo como jurado del concurso de óperas prima de la
XXV edición del Festival.
Estoy muy contento de
estar aquí, dice Lerman, y me hubiese gustado muchísimo
haber visto las proyecciones de mí película Tan de repente y
la reacción de este público tan especial por su encantadora manera
de ver cine y expresarse sobre él.
Compensa un poco
aquella ausencia estar ahora como jurado. Un gran honor y una
responsabilidad a la que no estoy acostumbrado, pero me parece una
buena idea que en las decisiones participe la opinión del cine
emergente.
Diego también compite
este año con el guión de la que espera sea su próxima
realización (Mientras tanto).
La película que
estoy planeando hacer, explica el joven director, es muy
difícil desde una perspectiva comercial, pero espero nuevamente
lograr la satisfacción de hacerla con absoluto control del guión,
de los actores y la estética de trabajo que me he propuesto. Eso es
algo que no me gustaría perder nunca y por lo que lucharía
siempre.
¿Cuánto ha ayudado el
éxito de Tan de repente a esta libertad?
Tuve la suerte de
hacer una película casi sin presupuesto y en blanco y negro, a
pesar de los riesgos comerciales que implica, pero con una gran
confianza en lo que estábamos haciendo. Los premios y el éxito de
haber llegado a veinte países me han abierto muchas puertas, pero
hay que saber por cuáles entrar. Quiero aprovechar esa repercusión
para sostener proyectos muy personales que piensan el cine como
arte.
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