Brujas e inquisidores
MARTA ROJAS
Es noticia de
trascendental importancia, la publicación en la colección Fernando
Ortiz, del libro Brujas e inquisidores, del sabio cubano, que
este comenzó a escribir en la década de los veinte del pasado
siglo, y permaneció, hasta hoy, inédito en los archivos del
Instituto de Literatura y Lingüística. La Fundación Fernando
Ortiz que preside el poeta y etnólogo Miguel Barnet, entrega esta
obra erudita y esclarecedora a los lectores cubanos. La compilación
y prólogo se deben al investigador José Antonio Matos Arévalos,
quien tuvo que hacer un acopio de paciencia y meticulosa lectura del
original para que se hiciera realidad el volumen.
El argumento de este
libro revelador, y tan actual para poner muchas cosas en su lugar,
refleja un contrapunteo de opiniones que desemboca en un drama
religioso ocurrido en la villa de Remedios, entre el clérigo José
González de la Cruz, y la negra esclava pagana Leonarda. Debemos
decir mejor que ese episodio le da pie a don Fernando para
introducirnos en un mundo sórdido de creencias y religiones nacidas
blancas que datan de muchos siglos atrás; antes de la
llegada de Colón a lo que hoy es América. Mundo aquel de Europa,
en el que primaban las brujerías, los demonios, el asesinato de
niños para condimentar los embrujamientos y las más conspicuas
situaciones en conventos y comunidades.
Es decir, que la
profusión de hechos descritos con una elegancia y precisión
extraordinarias por don Fernando, quien primero desenfardela sin
tapujos nuestros orígenes, derriba una torre de prejuicios,
todavía existentes, sobre la atribución, por obra y gracia de los
detentores del poder ideológico desde la introducción de la
esclavitud en Cuba, de ritos paganos y hasta brutales por parte de
los negros tan perseguidos en los primeros años de la República, y
que tanto daño hicieron hasta su evolución favorable luego del
triunfo de la Revolución.
La lectura apasionante
de la obra, con el aquelarre orgiástico europeo, descrito con
maestría, ofrece todo un espectro geográfico del fenómeno. Según
los datos irrebatibles de don Fernando, la Inquisición de Calahorra
había hecho quemar treinta y tantas mujeres por brujas y
hechiceras, en 1507. Cuenta cómo la invasión de brujas que sufrió
España, fue precisamente mayor en sus regiones más predicadas y
clericales.
Registra, entre muchos,
otro caso histórico, referido a la llamada misa negra "con
abominaciones criminales que llegaron al sacrificio humano",
acontecido en la época del rey Luis XIV de Francia "para que su
amor esquivo volviese a favorecer a la entonces desdeñada Madame de
Montespán. Según los procesos y crónicas (1679-81), un sacerdote
fue el oficiante, el abate Guibourg, quien para la misa sacrílega
degolló a un niñito, vertió la sangre en un cáliz y la consagró
conjuntamente con una hostia".
Volviendo al caso de
Remedios, Fernando Ortiz resume en Brujas e inquisidores: "No
parece pues, que haya de ser inculpado el cubano padre José
González de la Cruz por creer y hacer creer en el endemoniamiento
de la negra Leonarda. Ambos, el clérigo y la esclava, creían en
`el enemigo malo'. A la esclava Leonarda `se le montaba un orisha...
y el párroco creía que era Lucifer'".
La doctora Daysi Rivero,
presidenta de la Sociedad Económica de Amigos del País —que
conjuntamente con la Fundación y el Instituto de Literatura y
Lingüística, hicieron posible la publicación de esta obra
impresionante—, dice en la presentación: "Tal y como señala el
autor en su prologuillo, el libro está dedicado a la magia negra de
los brujos blancos y constituye así un complemento de La
santería y la brujería de los blancos, publicada también
sobre la base de la colaboración de las tres instituciones".
Sin duda alguna, esta
entrega está insuflada por el tesón y la valentía intelectual y
cubanía de Miguel Barnet, quien personalmente, se sumergió de
lleno en la consecución del proyecto de publicación, hecho
realidad, obra que contribuye a interpretar la universalidad de la
cultura, y la cultura propia.
|