Pastillas por la autopista

A 20 años de privación de libertad puede ser sancionado el cabecilla de una red de tráfico de psicofármacos con conexiones en la capital y Villa Clara. Similar suerte pueden correr los implicados en otros expedientes jurídico-penales interrelacionados con el caso

FRANCISCO ARIAS FERNÁNDEZ

LA RED DEL COMETA

"Cometa" o "cohete" eran alias ganados en el bajo mundo por la agilidad para huir, saltar muros, "carterear", arrebatar cadenas y la rapidez con que cogía "botellas" en la Autopista Nacional (las Ocho Vías), pagando a rastreros y camioneros 150 ó 200 pesos en cada viaje.

Su verdadero nombre es Alejandro Rey Martínez de la Paz, de 37 años y residente en Centro Habana, aunque es oriundo de Banes, Holguín. Con varios antecedentes penales, seguía estudiando minuciosamente la forma mas cómoda de hacer dinero, sin importar los daños que podía causar a otras personas.

La detención en el 2002 de una pareja de delincuentes en Centro Habana que se dedicaba al tráfico de Parkisonil para su uso indebido, le había caído del cielo, según él. Ahora sería el capo indiscutible, el heredero del negocio. Pasaba de traficante menor a gran señor de las pastillas.

Con la velocidad que lo caracteriza, empezó a buscar nuevas fuentes de la "mercancía" en la capital y en la provincia de La Habana, a acumular pastillas, y con la complicidad de su esposa y otros traficantes intenta abrir una red de distribución en Santa Clara y otros municipios aledaños.

El mayor volumen de pastillas lo consiguió a través de otros tres detenidos implicados en un gran robo de Parkisonil en un almacén en San José de las Lajas, en La Habana, el año anterior.

Otras cantidades las compró a familiares allegados de pacientes psiquiátricos consumidores por prescripción médica, que vendían los blister (paquetes de 20 pastillas) en detrimento de la salud de "su ser querido", quien dejaba de consumirla, atentando contra la vida de personas desconocidas y la estabilidad de muchas otras familias.

Tanto los autores del robo en la provincia habanera como los vendedores de los medicamentos recetados a sus parientes en la capital, fueron detenidos y tendrán que responder ante los tribunales de justicia.

Para las operaciones de tráfico desde Ciudad de La Habana hasta Santa Clara, el encartado principal viajaba generalmente de madrugada en "botellas" por la Autopista Nacional, acompañado por su esposa Osmeiby Prado Pompert. Trasladaban la droga oculta debajo de sus ropas o en equipajes de la mujer.

EL COMETA CAE EN LA RED

Con suficientes elementos de prueba para actuar contra los implicados, se procedió a la captura de Alejandro y Osmeiby, a quienes se les ocupó en el momento de la detención 8 300 pesos ocultos debajo de la ropa, resultado de las últimas ventas. En ese instante se disponían para el viaje hacia Ciudad de La Habana con vista a nuevas operaciones, las cuales repetían cada cinco o siete días.

Otra pieza principal de la red, el traficante y expendedor Roylester Álvarez Ríos, recién salido de un establecimiento penitenciario tras cumplir sanción por tráfico de drogas, también fue detenido y se le ocuparon 3 032 tabletas de Parkisonil, 23 230 pesos en efectivo, un televisor, un equipo de video, una bicicleta montañesa y un equipo de música, adquiridos por el sucio negocio. Además se le congeló una cuenta bancaria de más de cinco mil pesos.

Posteriormente fueron capturados otros traficantes, expendedores y cómplices implicados en el caso, y se han abierto otros expedientes penales de fase preparatoria, que de una manera u otra se vinculan con el encartado principal.

Según el artículo 190.1 de nuestro Código Penal, "incurre en sanción de privación de libertad de cuatro a diez años, el que: a) sin estar autorizado, produzca, transporte, trafique, adquiera, introduzca o extraiga del territorio nacional o tenga en su poder con el propósito de traficar o de cualquier modo procure a otro, drogas, estupefacientes, sustancias sicotrópicas u otras de efectos similares".

Asimismo, el 190.2 indica que: "La sanción es de privación de libertad de ocho a veinte años si los hechos previstos en el apartado anterior se realizan con cantidades relativamente grandes de las drogas o sustancias referidas".

SE CIERRAN LAS BRECHAS

Villa Clara no tiene fábrica ni grandes almacenes de pastillas de Parkisonil y en el territorio, como en el resto del país, existe un férreo control de los stocks de medicamentos considerados como drogas legales, reforzado por la Resolución Ministerial No. 89 del 2002, que establece los métodos básicos para el control y dispensarización de este producto a través de la red de farmacias comunitarias y hospitalarias, así como con el Plan de Acción del Ministerio de Salud Pública para la prevención, supervisado sistemáticamente por los Grupos Provinciales de Drogas.

Prácticamente no existen brechas en el sistema de farmacias ni en los hospitales donde se utilizan esas sustancias, y es por todo lo anterior que elementos delincuenciales de la capital en contubernio con antisociales locales trataron de diseminar una red de expendedores por toda la provincia, con drogas robadas o compradas en Ciudad de La Habana, fundamentalmente en los municipios de Centro Habana y Cerro.

En la capital también se han reforzado los mecanismos de vigilancia y control de los medicamentos considerados drogas lícitas en toda la red asistencial.

Sin embargo, la provincia tiene pequeños focos de consumidores de esta sustancia, con los cuales trabajan de manera sistemática las estructuras comunitarias, los médicos de la familia y los Centros de Salud Mental.

AI mismo tiempo se han estrechado las coordinaciones y fortalecido los sistemas de enfrentamiento en Villa Clara, la capital y la provincia de La Habana para el total esclarecimiento de estos hechos, y conocer hasta el último detalle de la red delictiva.

JUGAR CON EL PARKISONIL

El Parkisonil (trihexifenidilo) se utiliza científicamente para contrarrestar los efectos indeseables de los medicamentos que se les administran por los especialistas a los pacientes psiquiátricos, a los enfermos de Parkinson u otras afectaciones neurológicas.

Sin embargo, quienes no tienen ninguna razón justificada para utilizarlo o administrárselo y lo usan irresponsablemente junto con bebidas alcohólicas, se exponen a trágicas consecuencias que van desde el descontrol de los movimientos físico-motores, las alucinaciones, el delirio, un peligroso estado de euforia artificial, la deformación brutal de la realidad y efectos psíquicos dramáticos.

Además, el consumo de esta u otra droga por pacientes con predisposición a enfermedades mentales exacerba o agiliza la aparición de la esquizofrenia u otras patologías similares.

La mezcla letal con el alcohol y otras drogas lo convierten en un alucinógeno tan peligroso como el peor o más mortífero de los estupefacientes ilícitos, que puede causar innumerables tragedias personales, familiares y sociales.

Por todo ello, convertir en mercancía transgresora, desestabilizadora y nociva para la salud, un fármaco —fruto de la inteligencia humana— venido al mundo con objetivos científicos tan nobles y necesarios, merece el castigo severo y el rechazo absoluto de nuestro pueblo.

 

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