Escuela Latinoamericana de Medicina
A unos meses de la primera graduación
Lo importante de la
ELAM —ha expresado Fidel— es el ejemplo de lo que debe y puede
ser un médico educado en principios humanitarios
José
A. de la Osa
A
escasos 20 meses de que se produzca la primera graduación de
alrededor de 1 400 médicos de la Escuela Latinoamericana de
Medicina (ELAM), ubicada al Oeste de La Habana, tuvo lugar ayer en
sus instalaciones el acto en recordación del quinto aniversario de
la concepción del Proyecto de esa universidad.
Actualmente cursan
estudios en ese centro docente casi 7 000 jóvenes procedentes de 24
países de Latinoamérica, África y los Estados Unidos.
El 21 de noviembre de
1998, Fidel dio a conocer al mundo, en la clausura del XII Fórum de
Ciencia y Técnica, la creación de este Proyecto, "como una puerta
de solidaridad y esperanza abierta, sobre todo, a los más pobres y
desposeídos de los llamados países del Tercer Mundo", como
destacó el doctor Juan D. Carrizo, rector fundador de la ELAM.
Dos meses antes, y luego
del reciente paso por el Caribe del ciclón Georges, el Jefe de la
Revolución planteó la idea de un Programa Integral de Salud para
Haití, y con posterioridad surgió el ofrecimiento de enviar
gratuitamente también médicos cubanos a Centroamérica, víctima
igualmente del peor desastre natural ocurrido en esa región en los
últimos dos siglos como consecuencia de los azotes del Mitch.
De acuerdo con el
pensamiento de Fidel, la ELAM tiene un objetivo que va mucho más
allá, y es más trascendental, que el aporte mismo de un número de
médicos. Lo importante que debe aportar esta Escuela —ha
expresado— es el ejemplo de lo que debe y puede ser un médico
educado en principios humanitarios.
Esa concepción se
sustenta en el criterio de que si la Medicina se comercializa, desde
la producción de los medicamentos hasta la prestación de los
servicios, el mundo quedaría con una Medicina cada vez más
deshumanizada.
La misión asignada fue
la de formar médicos con sólidos conocimientos
científico-técnicos y en los más profundos valores humanos
éticos y solidarios, para que al regreso a sus países se
desempeñen en sus pueblos y comunidades para ayudar a la
sostenibilidad de su sistema de salud y contribuir a mejorar la
atención, fundamentalmente, de los más desprotegidos y en los
lugares más apartados.
Carrizo puso de relieve
que hoy es posible afirmar que el Proyecto ELAM es viable, y que es
un éxito.
La efeméride fue
ámbito propicio para rendir homenaje a dirigentes y trabajadores
que han ofrecido lo mejor de sí a esta hermosa obra durante su
primer lustro de existencia. Diplomas de reconocimiento fueron
extendidos a Fidel y a Raúl, obra del pintor Silvio Antonio Pino,
profesor de Artes Plásticas de la ELAM.
El doctor José M. Miyar
Barrueco, secretario del Consejo de Estado, recibió el diploma
conferido a Fidel, en el que se lee: "Por regalarnos este gran
Proyecto de solidaridad y amor", y calzado con los pensamientos
martianos de ¡Madre América, allí encontramos hermanos! ¡Madre
América, allí tienes hijos!
EN NOMBRE DE LOS
ESTUDIANTES
Un hondureño que cursa
el quinto año de la carrera, Luther Harris Castillo, quien
intervino en representación de sus compañeros, tocó a fondo el
corazón de los reunidos en la Plaza de las Naciones de la ELAM.
Habló de los recuerdos
y nostalgias de los "pioneros" de la Escuela, que calificó como una
idea brillante del siglo XX, "testimonio contundente e irrefutable
de la valentía, el humanismo y la solidaridad que caracteriza a la
Revolución cubana y a Fidel", quien hace más de 50 años proclamó
que era posible la salud para todos.
Hoy somos unos 7 000
jóvenes, dijo, cobijándonos en el marco del Proyecto ELAM, y
formándonos bajo los principios de la Medicina humanitaria,
revolucionaria, "esta que te enseña a salvar vidas en cualquier
paraje de la geografía mundial, a educar a la población, a
entregar tu sudor, sacrificio, talento en función de los más
necesitados". |