No tan fiero el león

Silvia Barthelemy

A Yoandris, Yoan, Yoslandis y Marlon los conocí en el polígono de táctica de una gran unidad de infantería al Este de la capital. La presencia de un equipo de periodistas por aquellos predios, despertó su interés. Armados "hasta los dientes", vestidos de completo uniforme verde olivo y, en el escenario de sus prácticas diarias, accedieron a compartir impresiones acerca de este primer contacto con la vida militar.

Foto: JUVENAL BALÁNDe izquierda a derecha: Yoandris, Marlon, Yoan y Yoslandis. 

La sombra de un viejo árbol, único lugar del terreno donde no castigaba el sol, nos sirvió de cobija. Ellos, estimulados con la idea de dialogar sobre tales experiencias, no vacilaron en responder las interrogantes.

Recuerdo el día de mi llegada, estaba triste, temí sentirme solo, comenta Yoandris. Nunca me había separado de mi familia... Además algunos "cuentos" que había escuchado sobre el Servicio Militar Activo (SMA) y "la previa", eran realmente terribles.

Al principio, advierte Marlon, llegué con la mente llena de inexactitudes, y me repetía: Usted verá que esto va a ser la candela. Y sonriendo confiesa: La primera noche casi no pude dormir, pero ahora me doy cuenta que me dejé llevar por rumores.

Así rememoran los momentos iniciales de la etapa de preparación militar básica de los nuevos soldados que ingresan al SMA, conocida popularmente como "la previa", — una etapa de gran rigor— dos de los protagonistas de esta historia, jóvenes que pronto concluirán ese periodo, y cuyas edades oscilan entre 17 y 19 años.

Y casi al término de la "previa" ¿cómo se sienten?

Ha sido una experiencia "super". En el orden personal he crecido. Me siento más responsable, más preparado para la vida, dice Yoslandis. Es cierto que se nos exige mucha disciplina y la preparación es fuerte, pero nos tratan con respeto. Óigame periodista, uno aquí se hace hombre de verdad...

Esa soledad que temí padecer, aclara Yoandris, nunca la sentí. Aquí todos somos una gran familia. He hecho nuevos amigos, y hasta tengo una libreta con las direcciones y teléfonos de mis compañeros, porque nos hemos propuesto seguir en contacto.

¡Es increíble, que yo lograra organizarme!, añade. Todas mis cosas en su justo sitio, esto se lo cuento a mi mamá y no me lo cree. Pienso que ella al igual que yo agradecerá mucho esta etapa.

Si les pidiera que envíen un mensaje a los jóvenes que ingresarán al SMA. ¿Qué les dirían?

Nunca deben dudar, es una gran escuela, que los formará para toda la vida, coincidieron.

Los oficiales y sargentos instructores encargados de la preparación de los nuevos soldados son seleccionados teniendo en cuenta años de experiencia y capacidad para el trato con los jóvenes. En ese centro —unidad por demás con condiciones de vida favorables y ahora por periodo de cinco semanas— los jóvenes reciben clases sobre los reglamentos militares, de orden interior, preparación física y política, infantería, tiro y táctica individual, entre otras.

Luego de "la previa", Yoandris Sapotén (18 años) , graduado de técnico de nivel medio en Construcción Civil, se preparará para formar parte de una unidad de telecomunicaciones. Optará por la Orden 18 del Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, pues desea alcanzar la Licenciatura en la especialidad que estudió.

Yoan Ladrón de Guevara (19 años) y Marlon Cabrera (17) integrarán el Cuerpo de Seguridad de las FAR. El primero desea continuar la vida militar; y el segundo estudiará Informática. Yoslandis Malagán (19 años) pasará a desempeñarse como sanitario, y también aspira a obtener la Orden 18 para estudiar Medicina Veterinaria.

 

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