CARACAS, 3 de octubre (PL).—
Por segundo día consecutivo, el diario venezolano VEA denuncia hoy
la magnitud de un complot terrorista descubierto por los órganos de
seguridad del Estado.
El periódico señaló que los
conjurados, cuyo objetivo es desestabilizar el país para intentar
el derrocamiento del presidente Hugo Chávez, celebraron reuniones
en la finca San Bernardo, en el andino estado de Táchira.
Esa propiedad rural pertenece al
empresario Gustavo Cisneros, dueño de un canal de televisión y de
numerosos negocios en el país, vinculado estrechamente a políticos
norteamericanos y amigo del ex presidente George Bush, padre del
actual mandatario estadounidense.
Cisneros estuvo involucrado también
en el golpe de Estado del pasado año y en su emisora se efectuaron
entonces los contactos entre civiles y militares involucrados en la
asonada.
De acuerdo con VEA otras de las
reuniones conspiradoras se efectuaron en los salones del Colegio de
Médicos del estado de Miranda, territorio gobernado por Enrique
Mendoza, dirigente de la oposición.
Un aspecto sobresaliente en la
denuncia del diario es el de la asistencia a esas actividades
clandestinas del presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana,
Baltazar Porras.
Puntualiza la información que el
lanzamiento de un explosivo contra las instalaciones del Regimiento
Guardia de Honor, custodio del palacio presidencial, el mes pasado,
era el comienzo de la ejecución del plan terrorista descubierto por
las autoridades.
El objetivo era volar los depósitos
de gasolina que se encuentran allí provocando así centenares de
víctimas y una gran conmoción, añade.
Este Regimiento tuvo papel destacado
en la reconquista del palacio al fracasar el golpe del 2002 y
posteriormente fue reforzado con artillería antiaérea y blindados.