BERLÍN, 2 de octubre (PL).—
El presidente del Gobierno español, José María Aznar, y el
canciller federal alemán, Gerhard Schroeder, mostraron hoy cierto
acercamiento, aunque con matices, respecto a temas europeos y el
asunto iraquí.
Aznar arribó anoche al aeropuerto de
esta capital con su mano derecha vendada, con la cual evitó saludar
a Schroeder, en un pequeño detalle demostrativo de divergencias que
mantuvieron enfriados los contactos bilaterales por más de siete
meses.
Tras sostener pláticas informales
durante toda la noche y parte de la madrugada, ambos dignatarios
indicaron este jueves que en esa reunión se dejaron atrás las
diferencias en torno a la agresión unilateral anglo-estadounidense
contra Iraq.
Ambos estadistas se pronunciaron por
dar a Bagdad una mayor perspectiva de democracia y estabilidad, aun
cuando España se alineó incondicionalmente con Washington en su
agresión a ese país árabe y Alemania se opuso a esa aventura bélica.
"Tenemos la misma posición,
pensamos mirar hacia adelante y actuar sin girar hacia atrás",
declaró el dirigente español.
Observadores recuerdan que en esas
conversaciones informales se debió buscar un consenso sobre un
proyecto de resolución presentado la víspera por la Casa Blanca
ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para formar una
fuerza multinacional bajo su mando.
Pero fuentes cercanas al Gobierno
germano indicaron que este país mantiene sus reservas respecto al
borrador de la referida resolución, pues considera insuficientes
los cambios realizados a ese documento por la parte estadounidense.
Se debe trabajar más en él a fin de
buscar una solución aceptable para todos los integrantes del
Consejo de Seguridad, agregaron esas fuentes. Alemania y España son
miembros temporales de ese órgano.
Aznar apoya la formación de un
contingente multinacional, bajo mandato de la ONU, pero con una
jefatura homogénea, una forma eufemística de referirse al mando
militar norteamericano.
Schroeder, en cambio, reclama más
protagonismo para ese órgano internacional y la entrega lo más
pronto posible de la soberanía a las autoridades iraquíes.
Por otro lado, las divergencias sobre
temas europeos afloraron más claramente en esas pláticas, pues
Madrid mantuvo su respaldo al actual pacto de estabilidad europeo,
el cual establece, entre otras cosas, un límite máximo de déficit
público del tres por ciento.
París y Berlín, que rozan esa máxima
deficitaria, reclaman más flexibilidad en ese sentido, en aras de
garantizar mayor desarrollo económico para Europa, de cuya economía
Alemania representa el 30 por ciento, como lo reconoció el propio
Aznar en esta capital.
Asimismo, los dos dignatarios también
confirmaron sus visiones opuestas respecto al texto de la nueva
Constitución de la Unión Europea (UE), en especial, lo referido al
sistema de votación, que pasaría a ser de doble mayoría (por
estados y por población).
Italia, que preside ahora la UE y será
sede este sábado de la Conferencia Intergubernamental Europea,
desea lograr un consenso sobre la nueva Carta Magna, antes de la
cumbre de esa entidad regional, a celebrarse en Bruselas, el 12 de
diciembre próximo.