WASHINGTON, 29 de septiembre (PL).—
La jerarquía republicana espera una vez más que un derroche de
dinero ayude a George W. Bush a reelegirse a un segundo mandato
presidencial el próximo año y proyecta ya una millonaria campaña
publicitaria en especial en la televisión.
El equipo electoral de Bush está
enfrascado en la recolección de fondos para costear lo que los
líderes de ese partido adelantan será una operación publicitaria
televisiva sin paralelo en la historia norteamericana.
Funcionarios de la campaña
republicana —dice hoy el Washington Post— reportarán en las
próximas semanas que se han recaudado más de 80 millones de
dólares desde que iniciaron el pasado junio las gestiones
recolectoras.
Casi 50 millones de esa derrama
ingresaron en las arcas republicanas en el tercer trimestre (julio,
agosto, septiembre) que termina este martes.
De hecho, esperarán para lanzar esa
ofensiva hasta tanto se haya definido quien es la principal figura
en el bando demócrata y los 10 aspirantes en la oposición se hayan
desgastados en su pugna durante las elecciones primarias para
obtener la nominación de su partido.
Asesores de Bush dijeron que aspiran
tener en mano al final del invierno 170 millones de dólares para
gastos electorales, lo cual quitaría al mandatario la preocupación
de involucrarse personalmente en las tareas recaudadoras y centrarse
en la batalla contra el candidato demócrata.
En la estrategia republicana eso
liberaría al presidente de tener que asistir a actividades de
recolección que minarían su empeño por presentarse como si
estuviera por encima de la lucha electoral y estar concentrado en
las labores de la Casa Blanca.
Al igual que los demócratas, el
equipo asesor del ejecutivo está convencido que las elecciones de
noviembre del 2004 se decidirán en "un puñado de votos en
estados claves, tal como sucedió en 2000", señala el Post.
Conscientes de que Bush obtuvo menos
del 50 por ciento de los votos la última vez y que en esta ocasión
no hay un candidato de un tercer partido que restaría apoyo a los
demócratas, los republicanos están extendiendo su labor
proselitista para atraer el favor de los hispanos, las mujeres y los
norteamericanos de mentalidad independiente.
También, centrarán sus esfuerzos en
grupos bien determinados como los cuatro millones de cristianos
evangélicos que no votaron en 2000 y ellos esperan que apoyen a
Bush el próximo año.
El administrador de la campaña de
Bush, Ken Mehlman, admite que el país hoy está dividido y que
"vamos a tener un opositor que desatará una carrera electoral
agresiva y estará bien respaldado".
De ahí, que en una carta de
exhortación a los donantes tradicionales del conservadurismo
Mehlman les pidió que contribuyeran dinero para tratar de superar
los 400 millones de dólares.
Esa es una muestra —censuran
críticos del partido oficialista— de que los republicanos están
exagerando.