Más de 50 000 espectadores en recién concluida 
cita teatral en Cuba

El XI Festival Internacional de Teatro de La Habana tuvo su marca en el sí rotundo de una avalancha de jóvenes que desafiaron la lluvia para abarrotar salas, museos, plazas y parques.

Con avidez, 55 000 espectadores asistieron a las representaciones y departieron con 180 artistas extranjeros de 15 países en un intercambio de10 días.

La cita, que se inició el pasado día 18 y cerró sus cortinas el domingo, tuvo varios momentos felices, dos de ellos por mediación de Teatro Tierra, de Colombia, y Batida Teatro, de Dinamarca.

Los artistas suramericanos presentaron El enano, a partir de la novela homónima de Par Lagerkvist, historia de perversión y guerra en un montaje rigurosamente estudiado y una concepción plástica de la escena.

La actuación de Clara Inés Ariza, aplaudida con vehemencia, quien da vida a un tanque (presuntamente de petróleo) sobre el que se articula el movimiento escénico, mereció un elogio unánime.

El espectáculo humorístico Obertura fue el aporte de los teatristas daneses, quienes se distinguen en su país por su irreverencia ante la tradición.

La pieza incorpora música en vivo, danzas, y se apoya en algunos textos en inglés (muy elemental) que no fue estorbo para la comunicación con un público diverso.

Otras horas notables las proporcionó el grupo puertorriqueño Teatro del Sesenta, que sentó cátedra en la isla boricua durante cuatro décadas de trabajo.

Sus propuestas fueron ¡Ay, Carmela!, del español José Sanchís Sinisterra, y Quíntuples, de Luis Rafael Sánchez, uno de los más relevantes dramaturgos puertorriqueños.

El virtuosismo y la creatividad salieron a la luz en Stringtime, espectáculo de marionetas para adultos que trajo la creadora austriaca Karin Schafer: un universo para admirar, un juego a favor de la alucinación teatral.

Teatro Hyun-Jang, de Corea del Sur, hizo uso de máscaras, banderolas y típicos instrumentos musicales en función de un espectáculo de calle en el que se arremetió contra las sociedades de consumo y sus trampas.

Otro gran despliegue de creatividad vino de la mano de Oplas Teatro-La Tierra Nueva, que ofreció, por mediación de zancos, fuegos de artificio y otros recursos, una versión muy particular de un clásico de la danza, El lago de los cisnes.

Varias puestas españolas se integraron a la muestra, entre ellas El triciclo, una pieza de Fernando Arrabal que estuvo prohibida durante la dictadura de Francisco Franco y que llevó ahora la firma de Jácara Teatro.

Mención especial por su coherencia y eficacia artística merece el montaje de La lección, de Eugene Ionesco, a cargo de los ecuatorianos TEG+TEG (Teatro Ensayo Gestus y Teatro Experimental de Guayaquil).

Estados Unidos estuvo representado por un grupo que recrea la cultura asiática y su espacio en la sociedad norteamericana.

Se trata de Pan Asian Repertory Theatre y su versión de Rashomon, de la que el público cubano tiene dos referencias: el texto original, de Ryunosuke Akutagawa y el largometraje de Akira Kurosawa.

En la vertiente infantil, el quehacer cubano primó por su calidad con grupos como el Teatro Guiñol Nacional (homenajeado en sus 40 años), el grupo Retablo, Pálpito y otros que dan fe de la fuerza del movimiento en la Isla.

Otras puestas cubanas se destacaron por su solidez, algunas de ellas son La edad de la ciruela, de Teatro D' Dos; Juan Candela, de El Mirón Cubano; y Dos Viejos pánicos, obra de Virgilio Piñera que representó el grupo A dos manos.

Conferencias, conversatorios, seminarios, talleres y homenajes se incluyeron en el programa, cuya vertiente teórica quedó abierta con la conferencia Los intelectuales y el teatro hoy, del dramaturgo español Alfonso Sastre.

El teatrista fue investido aquí con el título de Doctor Honoris Causa, en ceremonia que tuvo lugar en el Instituto Superior de Arte, centro que concedió la distinción.

Asimismo, presentó su libro La batalla de los intelectuales, publicado por la editorial Ciencias Sociales.

El festival, que tuvo también momentos desafortunados, marcados por deslices en la selección, fue una amplia oportunidad para la confrontación, una inyección de energía para los creadores y una fiesta para el público. (PL)

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Deportes | Cultura |
| Cartas | Comentarios | Ciencia y Tecnología | Lapizcopio| Temas |

SubirSubir