Salvador Allende
Entrañable compañero
Nunca en este continente
ningún presidente protagonizó tan dramática hazaña, expresó
Fidel en el homenaje póstumo que el pueblo cubano le rindió a
Allende en la Plaza de la Revolución
MARIELA PÉREZ
VALENZUELA
El pueblo de Cuba
siempre recordará al amigo Salvador Allende por sus infinitas
muestras de solidaridad con la Revolución y su profunda amistad con
el Comandante en Jefe, Fidel Castro.
Miles
de cubanos acudieron al aeropuerto internacional José Martí a
despedir al presidente Salvador Allende tras su visita, en 1972.
En su primera visita a
la Isla al triunfo de la Revolución conoció a Fidel, a quien lo
unió desde entonces una amistad que solo terminó con su gloriosa
muerte el 11 de septiembre de 1973, cuando se negó a incumplir su
juramento como Presidente constitucional y defendió el Palacio
gubernamental de La Moneda, bombardeado por la aviación, por
órdenes del traidor Augusto Pinochet.
De cómo conoció a
Fidel en Enero de 1959 dijo una vez: "Estaba en un Consejo de
Gabinete, me hizo entrar y yo presencié parte de la reunión. Hubo
una cena y después salimos a conversar a un salón. Ahí en un
pequeño rincón nos quedamos un largo rato. Solo ahí tuve la
concepción de lo que era Fidel", señaló.
Horas antes había
hablado con Raúl y con el Che, a quien evocó tendido en un catre
de campaña, aunque en el salón donde luchaba contra un fuerte
ataque de asma había una elegante cama de bronce.
Su primer encuentro con
el líder de la Revolución cubana siempre fue recordado con
satisfacción por el dirigente socialista , quien en diferentes
ocasiones visitó la Isla y se ganó el respeto y el cariño del
pueblo cubano.
En
la entrada del Palacio de la Moneda los chilenos acudieron
masivamente para saludar al Jefe de la Revolución cubana.
En 1961, cuando en la
ciudad uruguaya de Punta del Este el Che desenmascaró las
verdaderas intenciones del Gobierno de Estados Unidos con el plan
Alianza para el Progreso, Allende manifestó abiertamente su
solidaridad con la Revolución Cubana.
En Uruguay coincidieron
en una actividad que se celebró en la Universidad de Montevideo,
donde al terminar la jornada elementos contrarrevolucionarios
trataron inútilmente de asesinar al Che, furiosos por su
intervención.
La última vez que se
encontraron fue en el hotel donde se hospedaba el representante de
la delegación cubana. Años más tarde Allende manifestó en la
Plaza de la Revolución que guardaba con afecto un ejemplar del
libro del Che titulado Guerra de guerrillas, que
fraternalmente le dedicó: A
Salvador Allende, que por otros medios busca lo mismo.
Allende asume la
Presidencia de Chile en noviembre de 1970 y de inmediato anuncia el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y con los
restantes países socialistas.
Un año después Fidel
visita el país de enormes riquezas naturales, con las mayores
reservas de cobre del mundo, grandes extensiones de bosques y zonas
agrícolas, donde lo esperaba un pueblo deseoso de conocerlo.
El líder de la
Revolución permaneció en Chile durante tres semanas. Allí
recorrió las universidades, los barrios populares, se reunió con
estudiantes, pobladores de las comunidades de la pampa salitrera,
pescadores, mineros; y en cada lugar que iba lo esperaba una
multitud.
La visita de Fidel a
Chile sirvió para estrechar aún más las relaciones de amistad y
solidaridad entre los dos países hermanos, y a decir del propio
Allende "...significó fortalecer la fe revolucionaria del
pueblo chileno y la fe revolucionaria de los pueblos
latinoamericanos".
En un documento conjunto
al término de la visita, ambos países fustigaron la política de
aislamiento contra Cuba y se comprometieron a impulsar el
fortalecimiento del Grupo de los 77 y el perfeccionamiento de la
Organización de las Naciones Unidas.
En diciembre de 1972 el
amigo visita la isla caribeña, y en un acto de solidaridad con el
pueblo chileno en la histórica Plaza de la Revolución expresó:
"Cuba enseña a América Latina y al mundo su clara concepción
del internacionalismo proletario".
En otro momento señaló
: "...he podido sentir la emoción de saber que este pueblo
acoge la generosa iniciativa de Fidel Castro para arrancarse un
pedazo de pan y entregarlo a mi pueblo que lucha contra el
imperialismo".
El Presidente chileno
recordó en la Plaza de la Revolución su encuentro con Camilo, su
amistad con el Che y con Fidel, su llegada a Cuba para apoyar a la
Revolución horas después del ataque mercenario por Playa Girón, y
su presencia en esa misma plaza, en 1962, cuando se dio a conocer al
mundo la Segunda Declaración de la Habana.
"Por eso es que
puedo decir más que otros que he visto desde sus horas iniciales el
largo y duro y sacrificado camino que ha andado el pueblo de
Cuba", apuntó.
Nueve meses después, en
la misma Plaza de la Revolución, millones de cubanos rindieron
homenaje póstumo al inolvidable amigo Salvador Allende.
Tras relatar la verdad
sobre los acontecimientos del 11 de septiembre en el Palacio de la
Moneda, el golpe fascista, y la decisión de Allende de combatir
hasta la muerte defendiendo al gobierno constitucional, Fidel
expresó: "El Presidente no solo fue valiente y firme en
cumplir su palabra de morir defendiendo la causa del pueblo, sino
que se creció en la hora decisiva hasta límites increíbles...
nunca en este continente ningún presidente protagonizó tan
dramática hazaña".
"Su gesto de
grandeza incomparable, hundió para siempre en la ignominia a
Pinochet y sus cómplices", apuntó Fidel. |