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Ante la tragedia y el
plebiscito
ARSENIO
RODRÍGUEZ
Casi
18 años después de la muerte a tiros del primer ministro sueco,
Olof Palme, la nación nórdica nuevamente se enlutece; esta vez por
el asesinato a puñaladas de la canciller Anna Lindh, víctima del
ataque de un desconocido que aún no ha sido ni siquiera
identificado.
Madre de dos niños y
con 46 años, su sonrisa ha quedado como único recuerdo en todas
las ciudades suecas, ya que su imagen aparece en los afiches que
llaman a la ciudadanía a votar por el sí en el referéndum del
próximo domingo.
Ese día el voto popular
decidirá si Suecia asume o no la nueva divisa comunitaria como su
moneda y pasa a formar parte de la llamada Zona Euro, que hasta el
momento la integran 12 de los 15 países que conforman actualmente
la Unión Europea.
Partidaria del proyecto
comunitario, algunos periodistas la identificaron durante la
campaña previa como "Miss Euro", siendo reconocida por
todos como una de las políticas más populares de esa nación
nórdica.
Su muerte abre
nuevamente el debate acerca de la seguridad de los dirigentes
políticos en ese país, acostumbrados a desenvolverse en
actividades personales sin las escoltas correspondientes, tal y como
sucedió primero en el crimen de Palme y ahora con Lindh.
El primer ministro
sueco, Goran Persson, quien calificó el apuñalamiento como "un
ataque contra nuestra sociedad abierta", ordenó de inmediato
el aumento de la seguridad alrededor del rey Carl XVI Gustaf, los
principales políticos locales y de los edificios públicos.
Cuando mataron a Palme,
Lindh dirigía una organización juvenil del Partido
Socialdemócrata y ya llevaba cuatro años como diputada en el
Parlamento, hasta que en 1994 fuera nombrada ministra del Medio
Ambiente y cuatro años más tarde asumiera la cartera de
Exteriores.
La destacada abogada
sueca estaba considerada por algunos la más clara sucesora de
Persson y aunque era blanco de críticas por sus posiciones
políticas, contaba con el respeto de sus correligionarios y
opositores.
Su fallecimiento no
suspenderá la consulta plebiscitaria prevista para el domingo en
relación con la moneda europea, por acuerdo de todos los partidos
políticos, en la que el no parece tener mayoría de adeptos, según
las últimas encuestas sobre el tema, salvo que el trágico
acontecimiento incline la balanza a favor del sí.
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