David Mitrani, Premio Alejo Carpentier 2003 en cuento

Los malditos se reúnen en el Sábado del Libro

SONIA SÁNCHEZ

Foto: ALDO MEDEROSNo tiene preferencias por una temática a la hora de la creación, bebe de diversas fuentes.

Las historias pueden emerger de un libro filosófico, de ficción o de su propia literatura, pero nunca desecha la realidad aunque convencido de que "a la vez que la escribes, deja de serlo".

David Mitrani, narrador, decimista y crítico, nacido el 12 de mayo de 1966 en el habanero municipio de San Miguel del Padrón, se limita a interpretar las vivencias. Así pasan por las páginas de sus relatos la guerra de Angola, los sucesos de la Embajada del Perú, el éxodo de cubanos por el Mariel, en 1980, o conmovedoras situaciones inherentes al ser humano.

No lo puede negar, el humilde barrio donde transcurrieron sus primeros años, cuna de figuras como la pintora Antonia Eiriz, el poeta Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí), el músico Pello el Afrocán, ha marcado parte de su obra, sobre todo en el lenguaje, "gracejos de la marginalidad", según los califica.

Su conversación cordial, enérgica y directa, nos enfrenta a un joven creador riguroso y selectivo al dar a conocer su labor. Quizás este proceder le ha conducido por el camino del éxito: la novela Ganeden (1999), Premio Anna-Seghers 1998 en Berlín; Robinson Crusoe vuelve a salvarse (décima, 1995), escrita junto a Alexis Díaz Pimienta, triunfadora en las jornadas cucalambeanas. Destacan también títulos de valía como Modelar el barro (cuento, 1994) y Santos Lugares (cuento, 1997).

En cualquiera de estos géneros se siente cómodo: "Cada uno lo emprendo con un estado de ánimo distinto y no deja de hacerme sentir un goce", dice este ingeniero en máquinas computadoras que abrazó de lleno la literatura para ser fiel a sus primeros intentos poéticos allá por los 15 años. Hoy es investigador del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado.

Erótico en su obra por aquello de que el hombre es profundamente sexual, asegura que no resulta un gancho literario, "si no lo asumo más, es porque lo evito para no repetirme". Independiente, a juicio de la crítica imposibilitada de encasillarlo en determinada tendencia o estilo: "Siempre estoy haciendo rupturas, me aburro de lo que hago y trato de variar, creo que si pudiera dominar un pincel o ser actor sería igual. Siento cada vez de una manera diferente y así lo manifiesto". Mitrani, quien escribe hasta entrada la madrugada y en las mañanas luego de llevar el niño a la escuela, labra lo creado bajo el signo del agotamiento, se encuentra en estos días en el punto de mira del mundo intelectual habanero. Este Sábado del Libro (11:00 a.m.) está invitado para presentar su reciente Premio Alejo Carpentier 2003 en cuento, Los malditos se reúnen.

"La perversidad, el cinismo, centran el libro por medio de un narrador en cada uno de los cuentos que, en su mayoría, reflejan la forma más nueva en que veo la literatura ya no tan asida a la realidad, tratando de retratarla a través de la fábula", adelanta Mitrani. Se siente, afirma, satisfecho por haber alcanzado un lauro importante, garantía de rápida publicación y promoción.

¿Y la fama...?

"Quiero pasar inadvertido, sufrir el anonimato, trabajar con paciencia y esperar el momento justo para el reconocimiento. Soy reticente a mis glorias."

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Deportes | Cultura |
| Cartas | Comentarios | Ciencia y Tecnología | Lapizcopio| Temas |

SubirSubir