Malapata
ROLANDO PÉREZ
BETANCOURT
El
8 de septiembre del 2001, el filme Buffalo Soldiers tuvo una exitosa
gala en el Festival Internacional de Toronto. Dirigido por Gregor
Jordan y con intérpretes del renombre de Joaquín Phoenix (Gladiador),
Ed Harris, Anna Paquin (El piano) y Elizabeth Mc Govern
parecía que sería el inicio de una estelar carrera. Pero tres
días después, las Torres Gemelas se vinieron abajo y la película
quedó congelada.
Cinco veces congelada
tras igual número de estrenos previstos en los Estados Unidos. Y
tres respuestas oficiales para tales enfriamientos: "No adecuada
atendiendo al clima post 11-9". "No adecuada durante la invasión a
Afganistán". "No adecuada en medio de los combates en Iraq."
Realizada a partir de
una novela, Buffalo Soldiers es una sátira al ejército
norteamericano basada en hechos reales y trata de un destacamento de
soldados en Alemania Occidental poco antes de la caída del Muro de
Berlín. Unos militares adictos a las drogas y al alcohol y que en
lugar de participar en maniobras se convierten en la cabeza de un
mercado negro cuyos compradores son alemanes del Este.
Si el lema oficial del
ejército estadounidense es "da todo lo que puede", el de los "muchachos"
de Buffalo Soldiers es "roba todo lo que puede". En el cartel
de la película puede verse a Phoenix delante de una bandera
norteamericana cuyas estrellas han sido sustituidas por el signo de
$. El actor mira a la cámara y con los dedos hace la V de la
victoria.
Algunas buenas sátiras
fílmicas al ejército norteamericano —aunque con ojerizas
castrenses— corrieron mejor suerte, entre ellas la antológica (al
igual que la novela) Trampa 22 y la también recordada M.A.S.H.
Pero los tiempos eran otros y ahora los ánimos patrioteros se han
exacerbado (No importa que los ladrones de Buffalo Soldiers
hagan pensar en los valiosos objetos "perdidos" durante la reciente
invasión a Iraq).
El coronel retirado
Franklin J. Henderson, cabeza militar de los ataques al filme,
lamenta la pobre visión que de "los muchachos" se ofrece. Y
tenuemente ha dejado escapar un termino: Traición. Grupos de
conservadores se han levantado aquí y allá hablando de boicot,
mientras voces enronquecidas afirman que la película es una muestra
del antipatriotismo liberal de algunos sectores del cine en
momentos en que soldados de ese país mueren en Iraq.
Desde hace casi dos
años, la productora Miramax, el director del filme y algunos de sus
protagonistas vienen dando la batalla por el derecho de estreno y
exhibición. Phoenix declaró a medios de Inglaterra: "No entiendo
por qué alguna gente se molesta. El filme no se hizo con la
intención de ofender a nadie. No mostrar las cosas como realmente
son, ¿acaso no es censura?".
El director Jordan dijo
en reciente entrevista: "En los tiempos que corren uno se lo tiene
que pensar dos veces antes de decir lo que piensa o hacer críticas,
especialmente en este país..."
Todo parecía suponer
que el congelamiento en pantalla grande marcaría una nueva era del
hielo para Buffalo Soldiers, destinada solo a salir en video.
Pero repentinamente, tras no pocas presiones y aún bajo la
regañina del ejército, se anunció que desde este viernes se
mostraría en los cines, cines en los que en su totalidad y como
nunca antes, el tema bélico aparece con el bombo y platillo que el
país reclama. Fórmula imprescindible para evitar el estigma
oficial, o lo que es lo mismo, la malapata que durante casi dos
años ha arrastrado Buffalo Soldiers.
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