Películas que suenan
ROLANDO PÉREZ
BETANCOURT
Entre
lo múltiple y variada que resulta la programación fílmica de este
verano en televisión, resalta la cantidad de estrenos que tendrán
lugar. Cartelera donde aparece de todo y por supuesto esos filmes que
vienen "sonando" al oído del espectador, ya sea debido a su calidad,
o porque de algún modo suenan.
Tal es el caso de Doce
monos, realizada en 1996 y aún sin estrenarse, una cinta que
clasifica entre lo mejor del género de ciencia-ficción de los
últimos tiempos y que sin vacilar algunos han calificado de obra
maestra. Su director es el legendario actor inglés Terry Gilliam, de
nuevo tras las cámaras y apoyado en un lenguaje que rehúye
facilismos —en ocasiones consustanciales al género— para contar
acerca de un viaje al pasado con el fin de evitar una catástrofe.
Notable actuación de Brad Pitt y junto a él Madelaine Stowe y Bruce
Willis.
Matrix II entre los estrenos.
Muy fresca, tanto como de
este año, es la esperada Matrix, segunda parte. La cinta ha
resultado un éxito de taquilla internacional, pero a decir verdad,
queda bastante por debajo de la primera entrega. De nuevo Keanu Reeves
como un elegido para salvar al mundo de las fuerzas del mal.
Espectacular y llena de efectos especiales, parece como si al director
Andy Wachowski se le hubiera ido la mano en estos aspectos, en
detrimento del complejo entramado que convirtió a la primera Matrix
en una adelantada en su género.
Bastante que sonó durante
el Festival del Nuevo Cine la cinta brasileña Domésticas, la
película, de Fernando Meirelles. Los que no la vieron tendrán la
oportunidad de encontrarse con una historia pletórica de sentimiento
y humor, cuando cinco criadas cuenten acerca de sus sueños y
desesperanzas. Lenguaje fílmico nada trillado y también un blanco
directo en la sensibilidad del espectador.
Otra esperada desde que la
primera parte ganó el interés de medio mundo es Hombres de negros
II, repitiendo los mismos actores, pero lejos, muy lejos de aquel
filme imaginativo. Al verla, los televidentes pensarán en esas latas
vacías que en ocasiones resultan las continuaciones comerciales de
algunos títulos que en su tiempo sí sonaron.
Cine reposado, reflexivo,
resulta la última entrega de Adolfo Aristaraín, Lugares comunes,
con el siempre bien recibido Federico Luppi en el papel de un profesor
universitario que víctima de la crisis económica es obligado a
retirarse. Película para ver y pensar acerca de esos años de la vida
en que las rosas pueden seguir siendo tan rojas como siempre, aunque
algunos lo nieguen.
La historia de Nikita,
la muchacha díscola que termina siendo una asesina a sueldo, la
recordarán por el filme norteamericano protagonizado por Brigitte
Fonda. Aquella versión, a partir del original francés, no era
despreciable, pero sí por debajo de la que ahora presentará la
televisión, dirigida por Luc Besson y con una estelar Anne Parillaud
como Nikita.
Son muchas y resulta
imposible abarcarlas todas, pero entre las que suenan en esta
programación de verano (porque merecen sonar), se encuentran Minority
Report, cinta con la que Spielberg estuvo a punto de dar uno de
esos palos con los que a cada rato sorprende, si no fuera porque a
última hora le salió una veta demasiado comercial. También La
habitación del pánico, drama urbano de violencia con Jodie
Foster en retorno estelar; El señor de los anillos, con una
segunda parte a mi juicio superior a la primera; Camino a la
perdición, trayendo a un extraño Tom Hanks como asesino al
servicio del siempre correcto Paul Newman y Chicago, ganador
del Oscar de este año, ejemplo de que el musical, cada vez que
comienzan a extenderle certificados de defunción como género, se
agita en su velorio para ofrecer una de esas obras magníficas donde
todo es posible y nada es lo que parece.
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