Mi vida cambió
Afirma Pedro Trigo,
uno de los asaltantes del Cuartel Moncada, cuando habla de su primer
encuentro con Fidel y la lucha revolucionaria
SARA MÁS
De los jóvenes
asaltantes del Moncada, Pedro Trigo estuvo entre los primeros que
conoció a Fidel durante un acto público del Partido Ortodoxo, en
1951, mucho antes del golpe militar de Batista. Desde entonces, su
existencia se ligó por siempre al movimiento revolucionario y a
importantes acciones, reuniones y responsabilidades, incluida la de
dirigir la célula del Movimiento 26 de Julio en Calabazar.
Hijo
de españoles y hermano del también luchador revolucionario Julio
Trigo, Pedro guarda en su memoria pasajes valiosos de su vida que
son, a la vez, parte de la historia nacional que precedió al
Moncada.
Aquel primer encuentro
con Fidel ocurrió en Santiago de las Vegas. Pedro Trigo y otros
oradores estaban denunciando la corrupción del gobierno de Carlos
Prío y el caso particular del hermano de este, Antonio, quien se
había apoderado de 50 millones de pesos tras la falsa incineración
de los billetes. "No había que ir a las arcas del tesoro público
para saber aquello", decía Pedro y habló de que por allí mismo
ocurría "una de las peores inmoralidades". Se refería a cinco
fincas que el Presidente había unido en una sola y se la había
adjudicado con el nombre de El Rocío. Pero también habló de casos
concretos de campesinos desalojados sin previo mandamiento judicial,
"con ganado y todo lanzado a la calle".
"Se
me acerca un joven alto, corpulento, y me pregunta si lo que yo
decía era verdad. Sinceramente pensé, de primera intención, que
era un policía, pero le dije que sí. Entonces se presentó, me
dijo que era Fidel Castro. ¿Qué te parece si podemos buscar todas
esas pruebas y yo como abogado hago la denuncia ante el Tribunal de
Cuentas y la opinión pública?, me dijo. Y desde ese momento mi
vida cambió."
Así comenzó una
investigación que terminó luego en la conocida denuncia que hizo
Fidel en el periódico Alerta. "Desde ese momento me identifiqué
con él. Me llamó la atención que en pleno proceso electoral,
cuando todos aspiraban a ser representantes o senadores, a Fidel lo
que más le interesaba era denunciar la corrupción".
EL MOVIMIENTO
En esos trajines
sobreviene el golpe militar del 10 de marzo de 1952. "Poco después,
a inicios de abril, nos vimos en Guanabo, Fidel, Gildo Fleitas y yo.
Fidel me dice, así como te digo: ¿Tú no crees, Trigo, que ha
llegado el momento de crear un movimiento verdaderamente
revolucionario, donde no estén los politiqueros y sí los
trabajadores, los campesinos e intelectuales honestos, dispuestos en
un momento dado a empuñar las armas? Estuve de acuerdo y me sumé
con Abel Santamaría a ese movimiento".
"Una
vez le pregunté por el nombre que le pondríamos: No te preocupes,
Trigo, el nombre surgirá espontáneamente, en su momento...Y así
fue, después del Moncada, cuando en el presidio de la Isla de Pinos
los compañeros aprobaron la propuesta de llamarlo Movimiento
Revolucionario 26 de Julio."
LA HORA CERO
La casa de Pedro Trigo
fue punto de referencia en varios momentos. Los jóvenes
revolucionarios la visitaban por diversos motivos, incluido Fidel,
que una vez fue hasta allí a probarse el uniforme militar. Era
parte de los preparativos para la hora cero. "No se hablaba de otra
cosa que de eso; la hora cero, pero no sabíamos de qué se trataba".
Cuenta Trigo que los
uniformes de Fidel y Gildo hubo que mandarlos a hacer, porque la
talla mayor del ejército les quedaba chiquita. También tuvieron
que encargar la confección de las corbatas. "Los uniformes los
buscó Florentino Fernández León, un guardia que yo había captado
y reclutado para eso. Él los compraba con el pretexto de dárselos
a los campesinos para la siembra de frutos menores y tabaco. Por eso
le era imposible conseguir corbatas. En una ocasión Fidel me dice:
El militar está cumpliendo muy bien las órdenes que le das, pero
dile que compre corbatas. Cuando se lo dije, Florentino me
respondió: ¡No me digas, chico! ¿Corbata para sembrar boniatos?"
"Ahí
desempeñó un papel extraordinario Elena Rodríguez del Rey, la
mamá de Melba Henández. Ella montó un taller de confecciones en
Jovellar 107, su casa, para hacer junto a otras compañeras los
uniformes de talla mayor y las corbatas."
Pedro partió hacia
Santiago de Cuba en la máquina de Florentino, a quien Fidel le
entregó la llave de la casa donde se debían esconder, en la calle
Celda número 8. Ya en la granjita Siboney, sobre la 1:15 de la
madrugada, sale con Fidel y Abel. Es entonces cuando oye hablar por
vez primera del plan: atacar el Moncada por la posta 3, el Palacio
de Justicia y el hospital Saturnino Lora y a la vez asaltar el
cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.
La salida fue al
amanecer. Cuando el carro donde iba Pedro Trigo llegó al cuartel,
ya el combate se había iniciado. "Unas máquinas se metieron en la
caravana indebidamente y hubo desvío, por eso tuvimos que preguntar
dónde estaba el cuartel para llegar".
A la entrada vio cómo
sacaban a un herido y supo de la orden de retirada. Pedro salió del
carro y buscó cómo llegar a La Habana en guagua, sin llamar la
atención. En su casa lo esperaba la policía, y de allí fue
conducido a los calabozos del Servicio de Inteligencia Militar
(SIM).
"Aunque
fracasamos en la acción, para nosotros fue un triunfo, porque
salvamos la vigencia de nuestro Héroe Nacional José Martí en el
centenario de su nacimiento, y demostramos que estábamos en
disposición de morirnos por su legado histórico. Y además, el
Moncada definió a la lucha armada como el único medio para el
derrocamiento de la tiranía batistiana.
"Los
que cayeron para mí son inolvidables: estuve muy vinculado con Abel
Santamaría, Ernesto Tizol, José Luis Tassende, Gildo, Fernando
Chenard... y tantos otros valiosos compañeros". Entre quienes
murieron ese día estaba también su hermano Julio Trigo, que se
encontraba en el Hospital Saturnino Lora.
"Una
de las cosas que me hace sentir orgulloso es que en España, la
tierra de donde proviene mi familia y donde vivimos varios años mi
hermano y yo, existen tres asociaciones de amistad que llevan su
nombre. Una en Cataluña, otra en Vivero y una tercera en La
Coruña." |