Estuvo consciente la Casa Blanca de falsos 
informes sobre Iraq

WASHINGTON, 18 de julio (PL). — La Casa Blanca estuvo consciente de la falsedad sobre la presunta compra de uranio en Níger por parte de Iraq, tres meses antes de que el presidente, George W. Bush, realizara tal acusación en su discurso sobre el estado de la Nación.

Según divulga hoy en su primera plana el diario The Washington Post, el brazo diplomático del gobierno de Estados Unidos —el Departamento de Estado— supo de la "dudosa autenticidad" de los reportes británicos y lo comunicó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y otras dependencias ejecutivas.

El diario sostiene que el propio Robert Joseph, uno de los asistente de Bush por el Consejo de Seguridad Nacional, consultó a la CIA, previo a la polémica alocución de enero, acerca de si debía ser incluida o no la aseveración sobre la supuesta compra por Bagdad de 227 kilogramos de uranio en Níger.

Lo anterior se conoció a través del veterano funcionario de esa agencia, Alan Foley, quien este miércoles acompañó a su director, George Tenet, a la audiencia que sobre el espinoso asunto tuvo lugar en el Senado a puerta cerrada.

Foley, director en ese servicio de espionaje de la oficina de control y no proliferación de armas, aseveró, sin embargo, que las 16 palabras acusatorias que aparecen en el discurso de Bush fueron indicadas por Joseph en una conversación telefónica uno o dos días antes de que el gobernante le hablara a la Nación.

En su alocución de enero, el presidente norteamericano dijo que "el gobierno británico ha sabido que Saddam Hussein recientemente adquirió significativas cantidades de uranio en África", acusación que justificó la invasión a Iraq y que, según reconoce ahora Tenet, no debió ser incluida en el texto leído por el mandatario.

Aún cuando el centro del debate son esas 16 palabras achacadas a la inteligencia británica, el Post sostiene que en el discurso de Bush existen otras seis referencias al tema, cuyo origen son los servicios de espionaje estadounidense u otras fuentes, algo que al parecer se intenta minimizar en la actual coyuntura.

En una postura que según expertos provoca risas, este viernes se conoció que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) valora la posibilidad de abrir un caso de contrainteligencia ante "la sospecha de que un gobierno extranjero trasmitiera una mentira para influir en la política exterior de Estados Unidos".

La próxima semana, un equipo de la Cámara alta del Congreso escuchará el testimonio del inspector general de la CIA, quien ha tenido a su cargo una investigación sobre el manejo hecho por la agencia de las informaciones que incriminaban a Iraq.

Las revelaciones del Post coinciden con el hallazgo en Londres del cadáver de David Kelly, experto que reveló a la televisora BBC las falsedades fabricadas por el gobierno británico para justificar de conjunto con la Casa Blanca la invasión a Iraq.

Kelly, de 59 años, estaba desaparecido desde el jueves y el Ministerio de Defensa inglés lo había tildado como la posible fuente del periodista Andrew Gilliagam, quien en mayo último denunció públicamente la manipulación intencionada de datos por parte del primer ministro Anthony Blair.

De visita ayer en Washington, Blair intentó cerrar filas con Bush ya que, según algunos analistas, muchas de las pesquisas en busca de la mentira parecen conducir a ellos dos.

 

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