Cuando en junio de 2001, hace dos
años, se conoció el arbitrario proceso judicial seguido en Miami
contra cinco jóvenes cubanos acusados de espionaje, le nacía una
nueva punta a la estrella guía de la Batalla de Ideas.
La convicción expresada entonces por
Fidel Castro de que ¡volverán!, se apoderó rápidamente de cada
patriota y revolucionario de la mayor de las Antillas, decididos a
luchar sin desmayo para lograr el fin del ensañamiento y el triunfo
de la justicia.
Solo unas semanas después, en julio,
se apreciaba un avance del nivel que iría alcanzando entre los
cubanos y amigos de distantes puntos del planeta, el reclamo por la
libertad de Gerardo Hernández, René González, Ramón Labañino,
Antonio Guerrero y Fernando González, convertidos en nombres
queridos y cercanos para millones.
El recuento de lo sucedido ese mes se
inicia el día 23, fecha en que tiene lugar un acontecimiento de
suma importancia para el futuro de la batalla recién comenzada
entonces. Se anunciaba la creación en Estados Unidos del primer
Comité de Solidaridad con los Prisioneros Políticos del Imperio.
La trascendencia del acto solidario
no era difícil descubrirla si se sabe que cuando los
norteamericanos sencillos conocieran cada vez más la verdad,
desempeñarían un decisivo papel en la liberación de los
patriotas, exactamente como ocurrió cuando el secuestro de Elián
González por la mafia de la Florida.
En 24 meses han sido creados 17
comités en el territorio de la Unión. Al día siguiente, Granma
convoca al pueblo de las provincias habaneras a realizar una Marcha
Combatiente frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos y
adelanta que más de un millón 200 mil cubanos expresarán allí su
protesta por la política agresiva del Norte.
Un editorial del periódico del 24
contiene una extensa relación de acciones terroristas realizadas
contra la Isla en los últimos años y señala: "Es por ello
criminal e infame el proceso seguido contra cinco heroicos patriotas
cubanos que, sin usar violencia ni causar el menor daño físico a
nadie, cumplían el sagrado deber de reunir información sobre los
planes terroristas contra Cuba."
En horas de la tarde se realizaría
la presentación del libro de poemas Desde mi altura, escrito
por Antonio Guerrero en la cárcel miamense donde lo tenían
encerrado. Fidel asistió al acto efectuado en el Memorial José
Martí.
"Son los sueños de un hijo, son
poemas que han cogido vuelo y viajado hasta no se sabe dónde",
declaraba Mirta Rodríguez, su madre, en ese momento de emociones,
de vida, de palabras y poemas, algunos de ellos leídos por
teléfono desde el propio lugar de cautiverio.
El 26 sería la apoteosis. La Marcha
de esa jornada superó todos los pronósticos para convertirse en la
mayor manifestación de la historia patria. Justiciero, el pueblo
demostró que los cubanos están en pie de lucha, combatiendo las
arbitrariedades, desde el criminal bloqueo, el terrorismo
contrarrevolucionario y el inmoral encarcelamiento de los Cinco
compatriotas.
En la carta de gratitud al pueblo de
Cuba rubricada por ellos, afirman: "el grosor de las paredes o
el acero de las puertas no podrán contener jamás el justo clamor
de un pueblo...Insuficientes serán las palabras, pero sepan,
hermanos, que por cada voz enérgica que emana de este inmenso mar
de banderas agitadas, con cada viva a la Revolución y a Fidel, con
cada Patria o Muerte, se agiganta nuestra certeza de que
venceremos".
Pero esta ola de encendido reclamo no
se detendrá.
El 28, Prensa Latina trae la noticia:
El Grupo de Solidaridad con Cuba en Ciudad de la Costa, departamento
de Canelones, Uruguay, creó un Comité Nacional por la Libertad de
los cinco, el primero en Latinoamérica.
El grupo ofreció la información en
el acto efectuado con motivo del aniversario 48 del asalto al
Moncada. Los uruguayos reunidos en esa urbe llaman a las
organizaciones de apoyo y solidaridad con la Isla a formar
instituciones similares. El llamado encontró oídos receptivos y
dos años después existen en el mundo 190 Comités en 73 países.
Así fue el mes de julio de 2001,
año del inicio de esta lucha en la que cada día se enrolan más y
más hombres y mujeres honestos, empeñados en impedir que el mundo
y nuestra época se conviertan en cómplices y rehenes de la cruel
manipulación de la Casa Blanca contra esos jóvenes, devenidos
símbolos de la dignidad humana y condenados por el único delito de
defender a sus semejantes de la muerte. (AIN)