Santiago de Cuba,
50 años después...
Sueños de ayer,
realidades de hoy
ORLANDO GUEVARA
NÚÑEZ
El asalto, hace medio
siglo, a la fortaleza del Moncada en Santiago de Cuba no fue solo el
escenario de una acción militar. Allí quedaba sembrada una
simiente. Era el anuncio de una batalla mayor contra las injusticias
del sistema que hundía a los cubanos en la miseria y cerraba las
puertas a sus esperanzas.
El presupuesto para la Salud
asciende hoy a 181,7 millones de
pesos, nueve veces superior al
que se asignaba en 1958.
Los dramáticos
problemas expuestos por Fidel en su alegato de autodefensa ante el
tribunal que lo juzgaba por los sucesos del Moncada, se ensañaban
con la población de esa época en la ciudad y en el campo.
La mortalidad infantil
sobrepasaba la tasa de 60 por cada mil nacidos vivos, y enfermedades
como la gastroenteritis, poliomelitis, tuberculosis y otras
derivadas de la desnutrición y las precarias condiciones
higiénicas, cobraban vidas, acentuaban la desesperanza.
Hubo lugares como la
costa Sur de la Sierra Maestra, donde los campesinos bajaban con sus
enfermos en busca de una goleta que los trasladara hacia Santiago de
Cuba. Allí, a orillas del mar, morían y eran enterrados los
desdichados. De esa tragedia son testigos 22 pequeños cementerios a
lo largo del litoral. O como el Valle de Mayarí, donde en 1957
murieron 80 de cada cien niños menores de un año, víctimas de una
epidemia de gastroenteritis.
ANTES SOLO EXISTÍAN
198 MÉDICOS
Las escuelas primarias están habilitadas
con medios que han contribuido a elevar la calidad de la docencia.
En ese periodo, en el
territorio de la actual provincia santiaguera existían 198 médicos
y algo más de un centenar de enfermeras. En Oriente Sur, así
llamaban a las tierras que ocupaban las actuales provincias de
Santiago de Cuba, Guantánamo y Granma, el presupuesto asignado al
sector era de poco más de 1 300 000 pesos.
La obra del Moncada
transformó de raíz esa situación. La mortalidad infantil es hoy
inferior a siete por cada mil nacidos vivos. Más del 97% de la
población es atendida por el sistema del médico y la enfermera de
la familia —en las montañas es el ciento por ciento—,
respaldado esto por una red de policlínicos que abarca a toda la
población, y los hospitales de adultos y niños que, aún en medio
de las dificultades económicas existentes, garantizan el servicio a
todos totalmente gratis.
En esta provincia
trabajan ahora más de 6 100 médicos y 7 600 enfermeras y
enfermeros; el presupuesto para respaldar el programa de Salud
asciende a 181,7 millones de pesos, nueve veces más que el asignado
al país en 1958. En estos momentos, la provincia ayuda a países
hermanos con más médicos que los que tenía el año precedente a
la victoria de Enero de 1959.
La Educación era
igualmente un drama desolador. Más del 35% de la población era
analfabeta, índice superior en las zonas rurales. Solo alrededor
del 27% de los niños disponía de escuelas y centenares de maestros
no tenían plazas donde emplearse. El presupuesto para la enseñanza
no cubría las necesidades mínimas y parte de él iba a parar a los
bolsillos de funcionarios ladrones y corrompidos.
ENSEÑANZA SUPERIOR
DE ALTURA
Más de la mitad de las familias
santiagueras habita viviendas construidas
después del triunfo de la Revolución.
La enseñanza superior
se limitaba a la Universidad de Oriente, donde cursaban carreras
algo más de 300 alumnos. Sus aulas fueron cerradas por los propios
estudiantes antes del triunfo de la Revolución, bajo la consigna de
que no habría clases mientras Batista estuviera en el poder.
En el campo educacional
se ha producido una de las mayores transformaciones: fue erradicado
el analfabetismo. Todos los niños tienen escuelas y maestros. Si en
1958 el promedio de escolaridad era apenas de un segundo grado,
ahora asciende al noveno.
Hoy, además de la
Universidad de Oriente, funcionan aquí el Instituto Superior de
Ciencias Médicas, el Instituto Superior Pedagógico y la Facultad
de Cultura Física, con una matrícula de más de 17 000 alumnos,
cifra que se incrementará en 13 000 para el próximo curso, como
consecuencia de la universalización de la enseñanza.
Todas las escuelas
primarias cuentan con electricidad, incluidas más de 400 a través
de celdas fotovoltaicas (alimentadas por energía solar); están
habilitadas con computadoras, televisores y videos, medios que han
contribuido a elevar la calidad de la docencia.
Incrementado cada año,
el presupuesto para la Educación en esta provincia alcanza 200,6
millones de pesos, dos veces y media más que el existente en el
país en 1958.
En Santiago de Cuba,
más del 50% de las familias habita casas construidas después del
triunfo de la Revolución.
En este territorio 90 de
cada cien hogares disponen de electricidad, gracias a que la
capacidad de generación se ha multiplicado 18 veces y las líneas
de distribución en 15. Esto se complementa con más de un centenar
de plantas eléctricas, 28 minihidroeléctricas y la utilización de
paneles solares.
En las zonas más
apartadas, a las cuales este servicio no ha podido llegar, por la
dispersión de las viviendas y la disponibilidad de recursos, sus
vecinos no han sido olvidados.
Las escuelas y
consultorios médicos, que atienden al total de los habitantes de
esos parajes, están electrificados y existen 308 salas de
televisión y video, alimentadas mediante celdas fotovoltaicas, que
llevan la cultura, la recreación, la información y la educación a
todos.
Los esquilmados
campesinos y obreros agrícolas de estos parajes fueron beneficiados
con la erradicación del latifundismo. Más de 12 000 productores
recibieron sus títulos de propiedad con la Reforma Agraria, y sus
vidas han sido transformadas por la obra social y económica de la
Revolución. Los criminales desalojos son solo el recuerdo de un
pasado que no podrá volver.
NUEVAS IMPORTANTES
INDUSTRIAS
Era la segunda capital
del país, y Santiago de Cuba contaba con menos de una decena de
industrias importantes, entre ellas la fábrica de cemento, la
refinería, la eléctrica y la de bebidas. Hoy las capacidades de
esas instalaciones han sido incrementadas y muchas nuevas
importantes industrias han surgido en diversas ramas de la
economía.
El desempleo, flagelo de
la población tanto en la ciudad como en el campo, fue un fenómeno
enfrentado por la Revolución desde sus mismos inicios. Hoy el
índice de personas económicamente activas y no empleadas es
inferior al 5% y la tendencia es al descenso.
No hay esfera de la vida
social y económica que no haya sido transformada por la
Revolución.
Hay una que no podrá
nunca ser medida con cifras. Es la dignidad humana, la libertad
plena, la independencia y el decoro, la lucha por las cuales se
inició la acción de la Generación del Centenario.
Hoy, a 50 años de la
gesta heroica del asalto al Cuartel Moncada y al Carlos Manuel de
Céspedes, el programa de lucha expuesto por Fidel en La Historia me
absolverá ha sido sobrecumplido con creces. Esa obra de raíces
profundamente martianas se extiende por todo el país. Es la
demostración de que los grandes sueños de ayer son la realidad
hermosa de hoy. |