LA
HABANA, 16 de julio (PL).
— Nicolás Guillén, el Poeta Nacional de Cuba, conquista a 14
años de su muerte la atención de amantes de las letras e
investigadores de diversas latitudes por la fuerza y musicalidad de
su obra, típica del proceso de transculturación operado en la
Isla.
Saltan a la luz otra vez los elogios
del escritor español Miguel de Unamuno a propósito de Rumba y
Velorio de papá Montero, y las reflexiones de varios de los colegas
de Guillén que hallaron en él a un intelectual auténtico.
De su cubanía, espíritu renovador y
compromiso con el futuro ofrece crédito su copiosa obra, traducida
a 25 idiomas, y las referencias de quienes conocieron su entrega.
Sobre Guillén se pronunciaron varios
intelectuales de la Isla como Miguel Barnet, Félix Pita Rodríguez
y el ministro de Cultura, Abel Prieto, quien ha sostenido: "En
él la asunción de un cuerpo de ideas antirracistas,
revolucionarias, antiimperialistas, forma parte sustancial del acto
mismo de su creación y del propio aliento de su poesía".
Nacido en Camaguey, en el oriente
cubano, en 1902, Guillén reivindicaba su condición de mulato tanto
en sus textos literarios como periodísticos, y se comprometió con
las más nobles causas sociales, una prueba de las cuales fue su
participación en la Guerra Civil Española al lado de las tropas
republicanas.
A su poesía la distinguen matices
sonoros que la vinculan con el son, género musical que tipifica por
excelencia la cubanía.
Entre sus obras figuran Motivos del
son, Sóngoro cosongo, Poemas mulatos, El son entero, Tengo y Cantos
para soldados y sones para turistas.
Murió el 16 de julio de 1989.