Garay precisó que Carlos Ernesto
Moreira, director del penal de Quezaltepeque, resultó acribillado a
tiros a pocas cuadras del recinto ubicado a unos 20 kilómetros al
noroeste de esta capital.
Este suceso lamentable demuestra el
grado de deterioro de los valores en nuestra sociedad, comentó
Garay y agregó que obviamente el crimen tiene relación con su
trabajo profesional.
Garay recordó que hace poco menos de
un mes el guardia de seguridad Norberto Antonio Hernández, de la
misma cárcel, fue asesinado de igual forma, después de decomisar
drogas en el recinto.
La radio insistió en que Moreira fue
muerto por pandilleros, pero Garay dijo que eso tendrá que ser
confirmado por la investigación iniciada por la policía y la
fiscalía.
Moreira fue interceptado y baleado
por desconocidos cuando caminaba por una calle de la populosa
urbanización El Rosal, en Quezaltepeque, frente a una cancha de
básquet.
Según la policía, se desplegó de
inmediato un fuerte dispositivo en esa zona controlada por
pandillas, aquí llamadas "maras", y se movilizó a
expertos de Medicina Legal y de la Fiscalía General.
Recientemente fue reforzado el
personal de seguridad en el Centro Penal y de Readaptación de
Quezaltepeque, en el departamento de La Libertad, para evitar una
revuelta.
La medida se adoptó después del
asesinado con arma blanca de un recluso identificado como Tito
Jesús Platero Orellana, de 22 años de edad.
Los motines protagonizados por
integrantes de las maras, han obligado a las autoridades a trasladar
a los reos a distintas cárceles.
Las revueltas más recientes fueron
las dos riñas provocadas por los pandilleros en el penal de
Ilobasco, donde más de una veintena de internos resultaron heridos.
En otras penitenciarías, como la de
Mariona, varios custodios han sido investigados por estar
supuestamente involucrados en hechos del crimen organizado.
Según la policía, algunos
vigilantes pueden estar comprometidos con reos que desde el interior
de las prisiones planifican secuestros, asesinatos y extorsiones.
La dirección de la policía ha
reconocido que el sistema penitenciario del país está corrupto,
desordenado e indisciplinado, y que los presos se mueven con
facilidad y cuentan con privilegios.
Quezaltepeque está en la lista de
los penales salvadoreños donde más revueltas se registran, junto a
las cárceles de Chalatenango, La Unión, Sonsonate y Ciudad
Barrios.
Estadísticas de la Dirección de
Centros Penales demuestran que Quezaltepeque es la cárcel con más
intentos de fuga (29 en los cuatro últimos años), seguida por
Apanteos, La Unión y San Miguel.
En los últimos cuatro años
ocurrieron 31 motines y 39 riñas carcelarias en este país donde
hay más de 11 mil reclusos, según datos del Ministerio de
Gobernación.