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Aunque estés lejos
ROLANDO PÉREZ
BETANCOURT
El tema y la manera de
tratarlo. No hay otro reto mayor para el artista.
El tema para Juan Carlos
Tabío y su coguionista, Arturo Arango, en Aunque estés lejos
es harto conocido: la diáspora, los que se van y los que se quedan.
No poco de nuestro cine y literatura lo han tenido en la mirilla con
los resultados artísticos más variados y en ocasiones
desgastándolo tras un inhábil manoseo. En cómo tratar esa
compleja realidad sin repetirse, y evadiendo lo trillado, radica
entonces el desafío.
En el caso que nos
ocupa, un reto asumido en los cauces ya consustanciales al cine de
Tabío (comedia-melodrama-cine dentro del cine y el factor social
como telón de fondo) y que tiene en los giros sorpresivos de la
trama una de sus principales cartas para sentarse a jugar una
difícil partida. ¡Sorpresas! De ahí que cuando se comenta un
filme suyo haya que tener cuidado en no desentrañarle al espectador
madejas que deben quedar intactas, hasta tanto llegue la hora cero
en la sala oscura.
El tan manido avión de
pasajeros aterrizando es la primera imagen de Aunque estés lejos.
A partir de ahí, el espectador comienza a percibir que la tórrida
historia de amor que le plantean (Mijail Mulkay- Susana Pérez) es
un rejuego melodramático, y algo inverosímil, entre el ya clásico
conflicto del que se va y regresa al cabo de los años para verse
envuelto en una madeja de sentimientos insospechados.
Por un momento hasta se
llega a pensar que Tabío hará reverencias a ciertos modos
almodovarianos para imprimirle la gran gozada a su historia. Pero
aunque no lo parezca a primera vista, en el ánimo de los
realizadores está una intelectualización del conflicto. Es
precisamente en ese remate, a conciencia teatral, excelentemente
actuado, pero en exceso verboso de la última de las tres historias
cruzadas, donde la película pierde el equilibrio que venía
sosteniendo y desemboca en un recurso tragicómico, más
desconcertante que efectivo.
En esencia, Aunque
estés lejos narra los tropezones de un guionista (Bárbaro
Marín) y su amante (Mirtha Ibarra) productora de cine, a la hora de
encontrar la comprensión necesaria para que su proyecto sea
aceptado por la parte española, encarnada por Antonio Valero. La
manera de contar del director recuerda en grado sumo aquel famoso
corto, Dolly back, que realizara por los años 80. Al
detectarlo, los conocedores de su obra quedarán advertidos para lo
que vendrá. Poco importa, porque no pocos volverán a caer en la
trampa.
Ingenioso y con un
sentido del humor de sello único en nuestro cine, es evidente que
el estilo experimental y lleno de guiños burlones seguido por
Tabío para contar acerca de lo mucho ya contado, se impone el más
difícil de los caminos, tanto en estructura narrativa como en la
elaboración de un producto que debe contar con un espectador
cómplice, capaz de detectar los clichés y descuidos intencionados
que aparecen en las dos primeras de sus historias. Historias
imperfectas, "vaciladas" en sí mismas, pero con una excelente garra
visual y una dramaturgia demostrativa de que el género, frente a
una gran audiencia, todavía puede agarrar por el cuello y no
soltar.
De ahí que a la hora
final, al intelectualizar el conflicto mediante un procedimiento
más literario que cinematográfico, el espectador, imantado por lo
que ha venido viendo, sienta una suerte de decepción: Es cierto que
ese giro dramático clasifica dentro de las coordenadas estéticas
enunciadas por el director a lo largo del filme, pero su plasmación
se percibe brusca y carente de convencimiento.
Entre los innegables
valores de Aunque estés lejos se encuentra el desempeño del
cuadro de actores. Excelentes Mijail Mulkay (ya entre lo mejor de
nuestros jóvenes actores) y Bárbaro Marín en un papel principal
que hace mucho rato debía haberle llegado, y una Laura Ramos
envuelta en un tú a tú de alto vuelo entre su profesionalidad y su
belleza. Y también Susana Pérez y Mirtha Ibarra. Esta última,
principalmente, en la parte final de la cinta, en la que echa mano a
su experiencia teatral para regalarnos excelentes momentos.
El tema y la manera de
tratarlo: Tabío rondó cerca, llenó la palangana, pero el gato no
llegó al agua.
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