Más de 50 especies de plantas endémicas
            de Cuba que están en vías de extinción se conservan en el Jardín
            Botánico de Las Tunas, como parte de las medidas que adopta el país
            para proteger el ecosistema.
            La preservación de estas variedades
            se realiza por el método denominado "ex situ", es decir,
            fuera de su lugar de origen, y sirve de complemento a la conservación
            "in situ", en los propios lugares donde cada especie se
            desarrolla de forma natural.
            El licenciado Raúl Verdecia,
            principal promotor de esta labor, explicó a la AIN que el cultivo
            ex situ se desarrolla en jardines, parques y otras áreas muchas
            veces alejadas del hábitat natural de las plantas, y posibilita el
            estudio profundo de sus características para preservarlas y
            reproducirlas.
            Esta técnica permite, además,
            restituir a sus lugares naturales aquellas especies que se han
            deteriorado mucho y corren el riesgo de extinguirse.
            Entre las plantas endémicas
            protegidas en el Jardín Botánico de Las Tunas figuran las palmáceas
            conocidas como yareyón gigante y jata de los murciélagos, que
            también tienen importancia para la preservación de la fauna, pues
            en ellas anidan varias aves y el mencionado mamífero volador.
            Se incluyen, también, la leguminosa
            denominada comúnmente erizo, descubierta en 1931 en la zona de
            Puerto Padre y, luego de su desaparición, redescubierta en 1991 al
            sur de la bahía de Malagueta, en ese municipio del norte tunero.
            El manajú, el ébano amarillo, la
            jata enana y el anoncito silvestre son otras especies conservadas en
            el jardín tunero, cuyo colectivo de 46 trabajadores proseguirá
            impulsando esta labor en estrecha coordinación con la red nacional
            de jardines botánicos. (AIN)