TOKIO, 13 de junio (PL).
— Coincidentes en sus políticas exteriores tras los atentados del
11 de septiembre de 2001, Japón y Estados Unidos decidieron hoy
desarrollar conjuntamente sistemas de defensa antimisiles.
Militares nipones y norteamericanos
acordaron impulsar de manera sostenida programas bélicos
supuestamente dirigidos a reforzar la seguridad de sus respectivos
territorios.
El director de la Agencia de Defensa
Coheteril (ADC) del Pentágono, Ronald Kadish, aconsejó al director
general de la Agencia de Defensa japonesa, Shigeru Ishiba, crear lo
más pronto posible un sistema antimisiles como un "paso útil
e impostergable en el actual contexto mundial".
Citado por la agencia oficial de
noticias local, Kyodo, Kadish recomendó a su contraparte que los
sistemas de mando y control, comunicaciones e inteligencia de
batalla deben ser integrados y lo más avanzados posible en
términos tecnológicos.
El jefe de la ADC asistió en la
provincia japonesa de Kioto a una conferencia de dos días sobre
defensa antimisiles balísticos, patrocinada por el Instituto
Americano de Aeronáutica y Astronáutica, que concluyó el martes
último.
En línea con la Casa Blanca, el
gobierno nipón anunció el pasado 5 de junio que proyecta crear un
sistema de defensa antimisiles PAC-3 y SM-3,como parte de otras
acciones "preventivas" retomadas a raíz del apoyo oficial
de Tokio a la invasión del Pentágono a Iraq.
La Agencia de Defensa Nacional (ADN)
precisó entonces que tal sistema será adquirido en Estados Unidos
en dos etapas y estará enmarcado en la revisión del presupuesto
fiscal de 2004.
El PAC-3 tierra-aire puede
interceptar misiles balísticos en la atmósfera, mientras que el
SM-3, lanzado desde buques, alcanza objetivos a largo alcance.
Desde 1999, la ADN está
desarrollando junto a Washington un sistema de defensa antimisiles
en barcos, al tiempo que las Fuerzas de Autodefensa Marítima
japonesas cuentan con cuatro destructores de tipo Aegis.
Paralelo a esto, el Parlamento
japonés aprobó hace poco tres polémicas leyes, que permiten la
adopción de medidas bélicas ante eventuales amenazas externas y
revisar las legislaciones de las Fuerzas de Autodefensa y del
Consejo de Seguridad.
Varios partidos opositores, como el
Comunista y el Socialdemócrata, rechazaron esas legislaciones por
considerarlas violatorias de la Constitución pacifista nacional.
Igualmente alertaron que las mismas
permitirán al primer ministro Junichiro Koizumi participar en
ataques militares liderados por Estados Unidos contra terceras
naciones.