Brasil: música y mestizaje

Sonia Sánchez

En el III Congreso Cultura y Desarrollo, el reconocido músico brasileño Egberto Gismonti, en una conferencia magistral a la cual asistieron importantes creadores cubanos como Leo Brouwer, Harold Gramatges, y Tata Güines, partió de la condición mestiza de su cultura para explicar cómo el acervo del gigante sudamericano recibió la contribución de ritmos e instrumentos de los africanos, árabes, españoles, portugueses y franceses, entre otros.

Precisamente, el resultado de esas influencias nutre lo que hoy constituye la riqueza de su música, observó Gismonti en una disertación que acompañó de específicas explicaciones prácticas.

Demostró cómo el repertorio erudito marcha junto a las manifestaciones populares y recordó la presencia en el repertorio de valses, maxixes, polcas, tangos, choros interpretados desde finales del siglo XIX por recordados intérpretes como Chiquita Gonzaga, Ernesto Nazareth, o Antonio Callado.

Gismonti en su intervención Méstico y Caboclo —unión de lo blanco y lo indígena— precisó que con el surgimiento posterior de las escuelas de música se ganó en formación académica, al tiempo que no se perdía el folclor y lo popular y surgía el sentimiento nacionalista con un representante que no se puede obviar: Villalobos.

El autor del disco Sol de meio día, dedicado a los indios Xinqú y que muestra novedosos aportes al espectro sonoro nacional, trajo a la palestra un concepto considerado como clásico de su país. "La música contemporánea se presenta como una práctica típicamente brasileña, anunciando la música de concierto tradicional y vanguardista como música popular".

 

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