WASHINGTON, 9 de junio (PL).
— La incidencia negativa que ejerce en el desarrollo científico
de Cuba la política de bloqueo de Estados Unidos contra la isla es
resaltada en un informe emitido por un grupo de expertos
norteamericanos en materia de seguridad de defensa.
El documento difundido en Internet
recoge las impresiones de una delegación que, auspiciada por el
Centro de Información de la Defensa estadounidense, visitó los
principales centros de investigaciones de La Habana, en los cuales
constataron cómo la postura hostil de Washington perjudica la cooperación en ese sector.
La comitiva, integrada entre otros
por Philip Coyle, asistente del Secretario de Defensa de 1994 al
2000, y el general retirado Charles Wilhem, ex jefe del Comando Sur,
conoció de primera mano cómo Estados Unidos priva a la
biotecnología cubana del acceso a materias primas y equipamientos
norteamericanos.
En su informe, Whilhem se hace eco de
palabras de los investigadores cubanos, quienes reclaman la
conveniencia de un mayor y sistemático intercambio entre los
científicos de ambos países, para bien de las dos naciones.
Por su parte, otra de las integrantes
del grupo, la directora del Programa Cuba del Centro de Estudios
Latinoamericanos David Rockefeller, Lorena Barbeira, resalta el
hecho de que las restricciones impuestas por Washington priven a los
norteamericanos de poder utilizar medicamentos producidos en Cuba.
En ese sentido, cita los obstáculos
que encuentra ante sí el Instituto Carlos J. Finlay para poner en
manos de la población norteña el acceso a vacunas únicas en el
mundo, como la existente contra la meningitis B, enfermedad que cada
año causa unas 200 muertes en Estados Unidos.
Según el informe, en el 2002 el
Departamento del Tesoro envió cartas de advertencia a todos los
norteamericanos que manifestaron interés en participar en un evento
de biotecnología en Cuba, pues según Washington de asistir
violarían las regulaciones existentes.
Asimismo, Barbeira refleja cómo la
única empresa estadounidense que ha logrado establecer algún tipo
de intercambio con contrapartes cubanas, Glaxo Smith Kline, enfrenta
serias dificultades para poder efectuar los pagos correspondientes
en efectivo, pues la política de bloqueo establece limitaciones al
respecto.
En su reporte, el ex asistente del
Departamento de Defensa Coyle, concluye con un llamado a la
interacción entre los científicos de los dos países, contacto que
en su opinión contribuiría a abrirle paso a la verdad sobre Cuba y
a obstaculizar falsas alegaciones realizadas por otras personas
"con propósitos políticos".
La visita de este grupo de expertos a
Cuba ocurrió poco después de que el subsecretario de Estado para
el control de armas y seguridad internacional, John Bolton, imputara
el año pasado que Cuba "tenía al menos un proyecto limitado
de investigación y desarrollo de armas biológicas ofensivas".
Del informe de esta delegación, que
ahora hace público el CDI, se desprende que la industria
biotecnológica cubana está dirigida al desarrollo y fomento de la
salud y no en función objetivos malévolos, como se intentó hacer
ver por el funcionario.