Ante
ojos ingenuos, las campañas mediáticas —¡oh, palabras de moda!—
parecen inventos de estos tiempos que corren, en los que la
prevaricación de los discursos es realidad cotidiana. La prensa, ya
se sabe, cuando toca en orquestas que traicionan la confianza de sus
pueblos, puede distorsionar hechos, repetir falacias, convocar a
guerras innecesarias, convertir en héroes a personajes imaginarios.
Rastreando viejos documentos, un hallazgo que
ejemplifica la preocupación por esa suerte de lobo feroz que
amenaza al planeta. Escrita en 1842, no es hasta 128 años después
que se da a conocer una carta de Charles Dickens a su amigo William
Mac Cready, la cual parece epístola contentiva de inquietudes
actuales.
En la misiva, el escritor inglés al referirse a los
Estados Unidos señala: "las puñaladas y los tiros, las burdas
y brutales amenazas que se intercambian los senadores en el mismo
recinto del Senado".
Y agrega: "la intrusión del más penoso,
mezquino, malicioso y rastrero espíritu de partido en todas las
transacciones de la vida, aun en el nombramiento de médicos en los
establecimientos de salud para los pobres".
Después, Charles Dickens expresa sobre los Estados
Unidos: "la insensata, babosa, calumniosa, malvada, monstruosa
prensa. No he cambiado, no puedo cambiar, mi secreta opinión de
este país".
Valen estas afirmaciones de un hombre que amó
profundamente a las gentes y conoció sus esperanzas, alegrías,
desvelos y pasiones, y tuvo la valentía de pasear en sus obras la
galería humana significativa de la sociedad inglesa de su época,
con una suerte de emoción intrínseca, de respeto por los pobres y
los desposeídos, y por aquellos que casi han olvidado el amparo.
Ahí están sus textos invadidos de incontables
personajes: Oliver Twist, La pequeña Dorrit, Nicolás
Nickleby y David Copperfield, por solo citar algunos.
Fallecido en Londres, el 9 de junio de 1870, el escritor inglés
Charles Dickens conoció la notoriedad y la consideración universal
en vida, tanto, que a su muerte es uno de los autores a quien más
monumentos se le ha dedicado.