La leyenda del apkwon mayor

ADRIÁN DE SOUZA HERNÁNDEZ

Cuando se escriba la historia de la discografía cubana de las últimas dos décadas, habrá que dedicar un capítulo aparte a la obra que nos va dejando Lázaro Ros.

Foto: JUVENAL BALÁNGeneralmente el gran público repara en él a la hora de los balances del Premio Cubadisco (se va haciendo costumbre verlo obtener el galardón en la categoría de Música Folclórica) o cuando en los espectáculos que dan cuenta de nuestras tradiciones de origen yoruba ocupa, por derecho propio, un sitial de honor.

Esta nota pretende llamar la atención sobre un aspecto más que relevante en esa trayectoria y en la justa fundamentación político cultural que la sustenta: disco tras disco Lázaro Ros está dejando grabado para las generaciones futuras el acervo musical más importante que la cultura yoruba ha aportado a nuestra identidad. Disco tras disco Ros ha ido conformando una enciclopedia musical viva, en lo que se puede considerar una hazaña sin precedentes.

De manera particular el sello Unicornio ha ido desgranando fonogramas que se destacan por el apego a un estilo interpretativo, por el respeto hacia las formas en que cristalizaron, luego de haber sido trasplantados de África, los cantos, con su entonación y simbología, y por la organicidad de un criterio antropológico que nos permite apreciar la huella cultural de cada ciclo y, dentro de ellos, de cada canto. La serie abarca, hasta el momento, los ciclos de cantos a Oggún, Oyá, Osaín, Olofi, Korikoto, Elegguá, Babalú Ayé y Eggun. Puede ser polémico, y de hecho lo es, la fidelidad lingüística si se le compara con los textos africanos originales, pero el valor de lo que representa Ros se halla, precisamente, en la manera en que refleja la transición de un legado que se fue acriollando. Es más, posiblemente las generaciones futuras de apkwones, influidos por nuevos factores culturales, se diferenciarán del referente de Ros, pero lo útil en este caso es que el registro folclórico que comentamos fija un momento de madurez tanto desde el punto de vista testimonial como interpretativo.

Ros, recordémoslo, ha sido puntal del Conjunto Folclórico Nacional. Cuando llegó a esa formación, ya había atesorado buena parte de la riqueza de los apkwones que le precedieron. Siempre ha estado abierto a la experimentación, como lo demostró al sumarse a los grupos de rock y fusión Síntesis y Mezcla.

De él puede decirse que ha construido su propia leyenda. Una leyenda que alimenta y enriquece a la discografía cubana actual.

 

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