Poseer la mayor reserva de coral
negro del archipiélago cubano, revela el esmero en la protección
de los arrecifes en la occidental provincia de Pinar del Río, cuyos
14 municipios disponen de costas.
Las aguas de la playa María la
Gorda, en el extremo oeste, albergan ese tesoro subacuático; pero
las acciones protectoras se extienden al litoral de todo el
territorio mediante educación a las comunidades, decrecimiento de
la contaminación y control de la pesca, fundamentalmente.
Esas y otras medidas establecen la
Estrategia Ambiental Nacional, clave para que Cuba sea uno de los
países del mundo con menos daños en esos ecosistemas diseminados
en 3 200 kilómetros, sólo en la isla grande.
Junto a Bahamas, la nación dispone
de la mayor concentración de arrecifes coralinos del Atlántico
Occidental Tropical; sin embargo sólo el tres por ciento reporta
alteraciones severas, sostuvieron expertos en reciente foro
internacional sobre el tema, celebrado en Ciego de Ávila.
Se trata de estructuras geológicas
de origen biológico, sólidas y de formas variadas, que cubren la
matriz rocosa de algunos fondos marinos tropicales y subtropicales,
y constituyen un prolífero hábitat sólo comparable con las
grandes selvas de igual latitud.
Allí abundan peces, crustáceos,
esponjas, y preocupa que más del 58 por ciento de los arrecifes del
mundo sufren grandes o moderadas amenazas, sobre todo en el sudeste
asiático, por lo cual la acción depredadora del hombre atenta
contra esta obra natural de 230 000 000 de años.
(AIN)