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Hemingway tiende un
puente entre la verdadera cultura
de dos pueblos
Sonia
Sánchez
La
figura de Ernest Hemingway tendió esta semana un puente entre lo
mejor de las culturas de Cuba y Estados Unidos. No se trata solo de
que el escritor de El viejo y el mar haya vivido en la Isla,
ni que sus testimonios de comprensión de la cubanía sean vastos,
sino que por la misma esencia de la política cultural de la
Revolución, de orígenes martianos, en nuestra sociedad se han
diferenciado muy bien de una parte los auténticos valores
artísticos e intelectuales de la vecina nación, y, de otra, la
voracidad imperial de sus gobernantes.
A esto se refirió el
ministro de Cultura, Abel Prieto, al clausurar en La Habana el
coloquio internacional sobre la obra del novelista. En sus palabras
subrayó cómo los cubanos estaban bien lejos de albergar cualquier
sentimiento antinorteamericano.
En el coloquio
participaron 60 investigadores de Estados Unidos, quienes
coincidieron en avalar la hospitalidad de sus colegas y el cuidado
que las autoridades cubanas han puesto en la preservación del
legado de Hemingway, que cuenta con un imponente santuario en la
Finca La Vigía, en San Francisco de Paula.
Abel Prieto calificó
como gesto de amistad la presencia de los investigadores
norteamericanos en el Coloquio, a quienes informó acerca de cómo
en las últimas cuatro décadas, aún en medio de la hostilidad de
las administraciones de Washington, nuestro pueblo había disfrutado
la publicación de numerosas obras literarias e históricas de
autores de aquel país.
Una evidencia más de
ese interés se tendrá próximamente con la publicación del libro Hemingway
en Cuba, de Hilary Hemingway, sobrina del escritor, presente en
el encuentro, por la editorial Arte y Literatura. Este libro saldrá
primeramente en Estados Unidos el próximo 1ro. de junio.
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