No hay rejas para las ideas

Diego Rodríguez Molina

Foto: MIGUEL GUZMÁN RUIZNUEVA GERONA.— Historia viva y futuro inconmensurable atesora cada sitio del restaurado pabellón donde guardaran prisión los sobrevivientes del Moncada en el mal llamado Presidio Modelo, en la entonces Isla de Pinos, desde octubre de 1953 hasta el 15 de mayo del 55.

¿Qué fue acaso la Academia Ideológica Abel Santamaría, fundada por aquellos revolucionarios para prepararse cultural y políticamente, sino confianza en su Historia y en el porvenir que siguió abriéndose tras las rejas?

Por eso cada vez que nuestros pequeños gigantes del futuro se acercan a esa fuente inagotable de enseñanzas como encontré a Yunet Alarcón González y Yosniel Alonso Almira, del seminternado Enrique Hart Dávalos, pienso en lo fecunda de aquella simiente, germinada en medio del terror, aislamiento, torturas, presiones y otros vejámenes y arbitrariedades de la dictadura para frustrar los pocos años y los sueños de los jóvenes del Centenario martiano.

Allí, es verdad, no se podía pensar en fusiles para el adiestramiento, y menos en las trincheras de piedra donde apoyarlos, pero los libros devinieron armas y peldaño a peldaño de estudio, en la Biblioteca Raúl Gómez García, por ellos también creada, las lecturas colectivas o en esta misma Academia Ideológica, se erigieron trincheras de ideas que hoy hace suyas todo un pueblo y enriquecen sus nuevas generaciones.

Amplio fue el horizonte abierto desde entonces.

Aquí, por ejemplo, Fidel, uno de los profesores de la Academia, según recientes reflexiones del estudioso Mario Mencía, leyó más de Historia que de otra temática y más de Historia de Cuba que de las restantes; y escudriñó más en la literatura narrativa —y en ella la social—que en otros géneros, al tiempo que profundizó en otras escuelas filosóficas, lo que ejemplifica cómo ensanchó conocimientos y se preparó no solo para los venideros combates, sino también para hacerlos irreversibles.

"¡Qué escuela tan formidable es esta prisión! —sentenció el joven líder en una de las cartas— ...siento reafirmarse más mi convicción de sacrificio y de lucha.

"Los que aprendieron a manejar las armas —enfatizaba— aprenden a manejar los libros para los grandes combates de mañana", y daba por tajante respuesta frente a deshonestas condiciones para que abandonaran la lucha: "mil años de cárcel antes que la humillación".

La firmeza de los prisioneros y la movilización popular afuera en pro de la liberación de los combatientes del Moncada, más que aliados de aquella precursora etapa, hicieron posible la victoriosa excarcelación tras 19 meses de prisión, devenida otro triunfo innegable si tenemos en cuenta, además, que desde aquí, precisamente Fidel reconstruyó su alegato de autodefensa La Historia me absolverá, con su carga de denuncias y programáticas orientaciones, e incluso se desafió al tirano en sus propias narices cuando le cantaron a coro el Himno del 26 de Julio.

Por eso, si un antecedente aleccionador tuvo la actual Batalla de Ideas fue este período de la cárcel, asegura el licenciado Jesús Ortiz, director del Museo del Presidio y autor de una investigación del tema, y subraya que si la Revolución sobrevivió a esas difíciles circunstancias, luego del duro revés de las acciones del 26 de Julio de 1953, fue ante todo porque supieron salvar los principios, la dignidad y las nobles ideas martianas de liberación y justicia que animaron a los combatientes.

Con las mismas e invencibles armas que entonces desmoronaron rejas, muros e infamias, se movilizan hoy los cubanos con los niños y jóvenes al frente, junto a los hermanos y amigos del mundo, para seguir abriendo las cadenas del engaño impuesto por el pensamiento único neoliberal que transita ahora hacia la tiranía imperial y echar abajo la atroz injusticia yanki a nuestros Cinco Héroes contra el terrorismo.

Y es que nunca hubo ni habrá rejas suficientemente fuertes para retener a los revolucionarios verdaderos, amordazar la verdad ni encarcelar la Historia ni el futuro.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Deportes | Cultura |
| Cartas | Comentarios | Ciencia y Tecnología | Lapizcopio| Temas |

SubirSubir