QUITO, 14 de mayo (PL).—
Acusaciones del presidente Lucio Gutiérrez desataron una polémica
entre los poderes Ejecutivo y Judicial en Ecuador, que hoy va
tomando un cariz de fuerte enfrentamiento.
Por primera vez, al menos
públicamente, el titular de la Corte Suprema de Justicia, Armando
Bermeo, refutó declaraciones del mandatario, a quien recomendó en
tono de exigencia denunciar los casos de corrupción que dice
existen en ese sistema.
Bermeo rechazó la generalización
hecha por el Jefe de Estado cuando se refiere a irregularidades en
la función judicial y afirmó que una actitud de ese tipo intenta
desestabilizarla.
Gutiérrez, quien pretende una
reforma política que incluye la despolitización de dicho poder,
intensificó en los últimos días sus ataques a la actuación de
magistrados ecuatorianos por supuestos actos de corrupción.
El enfrentamiento cobró auge
después de que el Presidente, en una comparación simbólica,
otorgó medallas de oro, plata y platino a los jueces de las
provincias de Manabí, Guayas y Pichincha, en ese orden.
Esa generalización fue rechazada por
las autoridades judiciales de los territorios afectados y
posteriormente tomó cartas en el asunto la máxima instancia del
sistema.
Bermeo exhortó al mandatario a
denunciar los casos que conoce ante las instancias competentes: la
Comisión de Recursos Humanos del Consejo Nacional de la Judicatura
o en la Presidencia de la Corte Suprema.
Añadió que las declaraciones de
Gutiérrez, en las cuales ve una segunda intención de carácter
político, debilitan a las instituciones ecuatorianas y dañan la
imagen del país, sobre todo entre los inversionistas extranjeros.
Al propio tiempo, aseguró que en
esta función estatal está en marcha un proceso de autodepuración
del cual da fe la separación de sus cargos de varios jueces que
cometieron ilegalidades.
En su plan de gobierno presentado
durante la campaña electoral, el ahora presidente puso en lugar
priorizado la introducción al Congreso de un proyecto de ley de
reformas políticas, en el cual mencionaba lo que llama
despartidización de las cortes de justicia.
Gutiérrez argumenta que su
intención es evitar la influencia ejercida por los partidos
políticos sobre los magistrados y una depuración enfilada a acabar
con la corrupción que asegura existe en esa función.
De no prosperar su proyecto en el
Parlamento, el presidente convocaría a una consulta popular,
rechazada por los sectores opositores en el poder Legislativo.