Cubanía de Sergio Vitier

PEDRO de la HOZ

Sergio Vitier es la cubanía. Su música está hecha tanto con la sustancia de las voces populares e ignoradas, orgullosas de su mestizaje, y los recursos estilísticos tomados de la academia, pero sin el ropaje de la sofisticación que edulcora las esencias. Cubadisco 2003 le rindió homenaje. Como pretexto, su cumpleaños 55. Pero aún sin el accidente biológico, Sergio Vitier lo hubiera merecido tanto como Cubadisco, evento en el que ya logró un Gran Premio junto a Marta Valdés, se honró con sumarlo a su celebración.

Foto: ALDO MEDEROSEn el centro de un extraordinario concierto, Sergio fue el múltiple creador que desborda sus obsesiones: el músico sinfónico que apuesta a la ternura de las cuerdas y el músico de cámara que se basta con la guitarra y un pequeño grupo de instrumentos para alcanzar momentos climáticos de alto voltaje; el recreador de la herencia hispánica y el decidido buceador en la percusión transafricana, el gustador del son y el vacilador del bolero, el jazzista criollo y el imaginativo descarguista... al lado de su hermano José María y Ernán López Nussa, Chucho y Marta Valdés, Pancho Amat y los buenos socios de Oru, de jóvenes y veteranos que se anudan a esa forma tan cultivada y a la inquietante de comunicar.

 

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