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Con 10 hijos y 32
nietos
Petra Domínguez
Langaney ha sido y es madre por más
de 80 años
Ronal
Suárez Ramos
PINAR DEL RÍO.— Petra
Domínguez Langaney tiene motivos para sentirse feliz: acaba de
cumplir 100 años de vida con sus plenas facultades mentales, y
continúa como centro de una ejemplar familia, de 97 integrantes,
para los cuales ella es guía y paradigma.
Petra, sus 10 hijos y el
hermano Miguel, en la
fiesta de "cumple siglo".
En este tiempo ha visto
muchas cosas; no obstante su buena memoria le resulta imposible
enumerar los ciclones, o las veces que el Río Feo, cuyas aguas
bañan su fértil vega, rodeó la sencilla vivienda y los obligó a
salir en busca de lugar seguro.
Ahora eso no constituye
mayor problema, pues apenas se ha formado una perturbación en
cualquier lugar del Atlántico, enseguida orienta la toma de
medidas. Pero no fue así antes, cuando el guajiro se enteraba del
inminente peligro a la hora en que la tormenta se le venía encima.
De la gran inundación de 1950, sí recuerda que un hermano suyo
salió a caballo a tratar de salvar a unos animales y la corriente
lo arrastró.
"Por
suerte se pudo agarrar al tronco de una mata de mango y treparse a
sus gajos más altos. Allí paso toda la noche, y al mediodía
siguiente lo encontraron sano y salvo, cuando ya lo dábamos por
perdido."
Huérfana a los 11 años
de edad, Petra fue desde entonces la madre de todos sus hermanos,
incluido Ángel, el mayor, quien vive a los 102 años y vino a
acompañarla en la fiesta de "cumple siglo" donde se reunió una
amplia representación de sus diez hijos, cuatro yernos y cinco
nueras, 32 nietos, 44 bisnietos y dos tataranietos.
A los 17 años contrajo
matrimonio, cuando residía en Melena del Sur, actual provincia de
La Habana; y a los 25 se trasladó a las tierras situadas al Sur del
kilómetro ocho de la carretera de San Juan y Martínez, donde la
familia Hernández Domínguez echó raíces hasta hoy.
"Nos
habían dicho que aquí en Pinar del Río las cosas estaban mejor,
pero cuando llegamos y vi esto, me dieron ganas de montarme en el
tren de regreso. La miseria era igual en todas partes."
Quizás las propias
vicisitudes formaron su fuerte carácter, que todavía la hace
mantenerse al tanto de todo lo que acontece en la finca. Alfonso, de
78 años; Miguel, de 74, y Julio, de 64, los tres hijos que siguen
allí cultivando tabaco, viandas y granos, con reconocido prestigio
de buenos productores, le consultan las principales decisiones.
Al fallecer su esposo,
dos décadas atrás, Petra se quedó al frente de la tierra, cuya
propiedad les había entregado la Reforma Agraria, desde entonces
aparece entre los cooperativistas de la CCS Frank País. Hasta hace
poco era quien barría los patios y realizaba distintas labores,
pero una fractura de cadera la hizo limitarse a otras acciones
menores, a las que puede desplazarse acompañada de su bastón.
¿Es verdad que
todavía usted manda y le obedecen?, le pregunto.
"Bueno,
ellos dicen que me hacen caso, yo creo que influye mucho el respeto
con que se críen los hijos, el orden en la casa. Aquí nunca se
pudo traer nada mal habido; todos me salieron trabajadores,
honrados. Cinco son militantes del Partido y casi todos estuvieron
en movilizaciones para defender la Revolución."
¿Qué se siente al
cumplir 100 años?
"Una
tremenda felicidad por ver reunida a toda la familia; bien
encaminados, siguiendo el ejemplo que mi esposo y yo les dimos",
dice Petra, y no deja que termine la conversación sin apuntar que
no se pierde un discurso de Fidel, a pesar de que últimamente ha
tenido algunas molestias en la visión. |