Celima Bernal

• Conocí personalmente en una exposición de pintura y versos, "Pincel en poesía", a Héctor P. Gallo, ese creador de lo que él llama "jardín y galería de afectos". Me sugirió que publicara de nuevo algo sobre la palabra mambí. Procede de m'embí, mi perseguido, de una de las lenguas que hablaban los africanos traídos a Cuba. También se dice: mambís, en singular; de ahí que su plural sea mambises y no "mambíes", y su diminutivo: mambisito en vez de "mambicito". Si una de aquellas pobres criaturas se convertía en cimarrón, le decían así: el perseguido mío. Cuando los patriotas se iban al monte, recibían también ese nombre tan cargado de cariño y de admiración.

 

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